The Big Parade, King Vidor, 1925, EEUU, John Gilbert, Renée Adorée.
Con un extraordinario John Gilbert supone el primer alegato antibélico hecho en Hollywood, un poco diluido por su carga comercial -en definitiva se trata de una comedia romántica- y que consta de dos partes totalmente diferenciadas. En la primera, una comedia clásica, los soldados americanos llegan a Francia y esperan a entrar en combate. Los protagonistas se conocen y entablan relaciones de amistad o de amor (en el caso de Jim y Melisande), la segunda mitad es la parte bélica en la que los soldados entran en acción en el frente.
La relación entre los dos amantes está exquisitamente descrita (a destacar la escena del chicle que contrapone las costumbres americanas y las francesas), tiene un par de gags buenos (en especial el del tonel) y las escenas de batalla están trabajadas (el ejército le prestó a Vidor material real de la I Guerra Mundial que el director intercaló en la película).
Uno de los mayores éxitos del cine mudo en taquilla, su valor artístico es innegable puesto que ha influido en muchísimas películas de guerra, en especial sobre ese otro clásico de los años 30, Sin Novedad en el Frente, y retrata los horrores de las contiendas bélicas aunque sea en un segundo plano ya que lo primordial es la historia de amor.
Jim es un hijo de ricos sin oficio ni beneficio que se alista para combatir en la I Guerra Mundial por la insistencia de su novia.Una vez llega a Francia traba amistad con dos soldados americanos de clase trabajadora y conoce a una mujer francesa de la que se enamora. La estancia en el pueblecito francés es narrada en tono de comedia que se rompe de manera brusca con la partida del contingente de soldados hacia el frente, allí Jim vive el horror y la insensatez de la guerra y ve como sus dos amigos mueren en el combate. Desesperado, clama contra las injusticias de la guerra en medio del campo de batalla y en una magnífica escena se encuentra con un soldado alemán en el interior de un cráter (idéntico recurso emplea Milestone años más tarde en su obra maestra citada, Sin Novedad en el Frente) con quien comparte un cigarrillo. Herido en combate, intenta localizar a su amada Melisande sin éxito y es repatriado a los EEUU. Allí se encuentra, mutilado como está, perdido y desorientado y, siguiendo el consejo de su madre, regresa a Francia para encontrar el sentido de su vida al lado de Melisande.
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