Yankee Doodle Dandy, Michael Curtiz, 1942, EEUU, James Cagney, Walter Huston, Joan Leslie.
Biopic musical patriótico sobre el multifacético George M. Cohan, una figura importante para la cultura popular estadounidense desde sus inicios en el vodevil hasta llegar a su consagración en Broadway merced a sus musicales en los que participaba como compositor de las canciones, actor, productor, etcétera, y a los que solía impregnar de fervor patriota, dejando como testimonio de ello algunas canciones adoptadas por los norteamericanos como himnos (cuasi) oficiosos (la composición que da título al filme en su versión original u Over There, entre otras). No es de extrañar, por tanto, el enorme éxito tanto comercial como de crítica que obtuvo en Estados Unidos este relato libre sobre la vida del mencionado artista que, además, recibió los parabienes de este cuando asistió a una proyección anterior a su estreno. En fin, que este musical recaudó mucho dinero, recogió tres Oscar ( y fue nominado a cinco más) y se constituyó como elemento de propaganda poco después de la entrada de los EUA en la II Guerra Mundial.
Pero lo que realmente interesa es la sorprendente actuación de James Cagney en el papel protagónico. Alabada y recordada (este fue uno de los Oscar que se llevó el filme) el siempre enérgico Cagney, nos ofrece una encarnación alejada de los roles de gánster que le hicieron famoso en la década anterior y recupera sus comienzos, que al igual que Cohan también fueron en el vodevil, cantando y bailando. Algo en lo que, no se debe olvidar, ya había hecho sus pinitos en el cine en 1933 con Footlight Parade. En fin, es curioso observar como el actor que representó a Tom Powers y a Cody Jarrett se dedica a ejecutar con fiereza y extraña gracia infantil los números musicales que jalonan la trama argumental del filme. La vitalidad demostrada por un Cagney convertido en una especie de barrita energética que recrea los números de vodevil de Cohan, se ve reforzada por la dirección de Michael Curtiz, por aquellos años el principal director contratado de la Warner, que desarrolla la biografía con un nivel dinámico que evita el total aburrimiento y con algunos recursos tan originales y loables como la escena de montaje con las marquesinas que simbolizan el éxito alcanzado por el protagonista a lo largo del tiempo. La habilidad y la eficacia del director de origen húngaro queda de relieve al levantar una propuesta que para los que no estén muy interesados en el vodevil o en la figura del agasajado no parece excesivamente interesante. Un realizador que, por cierto, ya había tocado las notas del musical con Al Jolson en 1930 (Mammy), y que rodaría años más tarde con Elvis Presley King Creole (1958) además de dirigir otra biopic musical, esta sobre Cole Porter y con Cary Grant como protagonista, Noche y Día, en 1946. Y es que Curtiz, solía cumplir con diligencia su trabajo sea cual fuera el encargo del estudio, como prueba su exitosa y reconocida filmografía.
En definitiva, el interés de Yanqui Dandy se centra en la poco habitual caracterización de James Cagney aunque también es digno de resaltar el trabajo del resto del elenco que lo acompaña, capitaneado por Walter Huston y Joan Leslie y entre el que encontramos ilustres secundarios como Walter Catlett y S. Z. Sakall. El filme se puede salvar, a duras penas, por este motivo y por el conocimiento del medio que demuestra su director que despliega con un estilo sobrio y vertiginoso la ficción sobre la vida de George M. Cohan, algo así como una representación del sueño americano con mucho fervor patriótico, ingrediente idóneo para un país que acababa de sufrir el ataque, con magnitud de tragedia nacional, sobre la base naval de Pearl Harbor, siendo esta afrenta el detonante, "grosso modo", que desembocaría en la participación de los EUA en la contienda bélica que se estaba librando por aquellas fechas a nivel internacional.
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