La Passion de Jeanne D'Arc, C. T. Dreyer, 1928, Francia, Renée Falconetti, Antonin Artaud.
El año 1928 alumbra algunos de los films silentes más importantes (The Crowd, The Docks of New York o ésta Pasión de Juana de Arco) demostrando la madurez artística y el desarrollo del rico vocabulario técnico que el cine había alcanzado y que la llegada del sonoro se encargó de cortar.
Tras el éxito de su anterior película, el director danés Dreyer es llamado a Francia por la Societé Generale de Films para que ésta le produzca un filme basado en un libro sobre el personaje de Juana de Arco (1412-1431), quien había sido canonizada unos años antes, con un guión original que Dreyer descartó para centrarse en las actas del proceso que se siguió contra la doncella de Orleans tras su detención por tropas francesas leales a los ingleses en plena Guerra de los 100 Años. Precisamente, la historia está basada en la transcripción literal de fragmentos del proceso recogido en sus actas oficiales y en las que se expone el interrogatorio, tortura y ejecución de Juana en la hoguera.
Existen películas que bien cuentan con un gran poder emocional o una atractiva trama argumental o una belleza visual notoria o una expresión de ideas importantes (o que combinan algunos o todos estos elementos) y que por ello se catalogan como obras maestras del cine pero, a la vez, existen films como este de Dreyer que son únicos, diferentes (quizá difíciles de visionar) y que se constituyen como trabajos trascendentales con un uso de la técnica cinematográfica innovador para expresar las posibilidades de su arte: el empleo casi constante a lo largo del metraje de los primeros planos como herramienta para expresar el interior de los personajes y el uso del montaje (como se comprueba en la escena de la tortura) son los dos ejes fundamentales sobre los que Dreyer desarrolla esta joya de la historia del cine.
Rodada en 18 meses (algo inusual para aquellos tiempos) con pretensiones de reproducir de manera fidedigna la época medieval (si bien cuenta con un anacronismo muy famoso) y en el orden mismo las actas del proceso para conseguir mayor realismo en las interpretaciones y realizada en innumerables tomas que Dreyer hacía repetir y repetir hasta conseguir la mayor veracidad posible en sus actores -de hecho, corre una leyenda del déspota trato del perfeccionista director hacia su actriz principal, una impagable Renée Falconetti que nunca más interpretó otro papel en el cine (quien sabe si por este motivo)- La Pasión(...) obtuvo un notable éxito de crítica que no de público y fue obviada por la Academia en su gala de los Oscar además de ser vilipendiada por la derecha francesa por el tratamiento hacia la Iglesia que mostraba.
La película destaca por el uso constante de primeros planos (utilizando película pancromática especial para ellos evitando así el uso de maquillaje por los actores) y encuadres angulados, su escasez de decorados y por la excepcional interpretación de la mencionada Falconetti en el papel principal.
Precisamente, gracias a los diferentes ángulos y a los distintos tonos de blanco y negro (reseñable el trabajo con la fotografía de Rudolph Maté, que seguiría una interesante carrera como director años más tarde) con los que se nos presenta a Juana y a los eclesiásticos, Dreyer consigue despertar nuestra simpatía hacia ella. Asimismo, con la práctica ausencia de planos medios y esa reiteración en el uso de primeros planos, nos causa una desorientación y una incomodidad notorias (similares a las que sufre Juana) al perder la perspectiva y no situar a los personajes espacialmente.
La Passion et la Mort de Jeanne d'Arc es una película técnica, innovadora e importante en la que se expone el interrogatorio, tortura, confesión bajo amenazas, posterior retractación de esa confesión y ejecución de Juana de Arco que no está caracterizada como una líder o heroína épica sino como alguien que cree en aquello que hace, que busca en su interior, una persona íntegra incapaz de traicionar sus sentimientos y de comprender los de sus torturadores. En el filme no hay un desarrollo narrativo (más allá de la evidente ejecución) o progresión de la historia al uso, se limita a mostrar la pérdida de confianza hacia los demás y de solidaridad hacia ella que experimenta y sufre Juana, dejando al espectador en un estado de aflicción y desolación paralelo al de la protagonista además de plantear el debate de la validez del punto de vista subjetivo o individual frente al punto de vista del poder o grupos de control (presión) social.
Como anécdota resaltar que el negativo original se perdió en un incendio y una segunda versión montada por el propio Dreyer corrió el mismo destino. Por suerte, en 1981, en un sanatorio mental de Oslo, apareció una copia de la versión original que se restauró en 1985 y que se suele proyectar con un aceptable acompañamiento musical de Richard Einhorn: el oratorio Voices of Light.
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