The Big Heat, Fritz Lang, 1953, EEUU, Glenn Ford, Gloria Grahame, Lee Marvin.
Clásico incontestable del cine de todos los tiempos, película emblemática del cine negro, obra cumbre del séptimo arte y, por ende, de su director que, con la ayuda del guión de Sidney Bohem a partir de la novela de William P. Mc Givern basada en un caso real, ahonda en sus preocupaciones ya expuestas a lo largo de su importante filmografía mostrándonos una visión pesimista y crítica de la sociedad y empleando los recursos narrativos del cine con una maestría ejemplar, dotándolos de una funcionalidad extrema para hacer avanzar la historia.
Con unos diálogos excelsos y un personaje incorruptible en busca de la verdad, a diferencia de los detectives Marlowe o Spade quienes tienen un código de honor moral que no les impide buscar su propio beneficio bajo determinadas circunstancias, Los Sobornados se encuadra dentro del mejor cine negro, si bien no posee ciertos elementos característicos de éste como los recurrentes "flashbacks", la presencia de una "femme fatale" (el personaje masculino de Bannion podría incluso serlo ya que indirectamente causa la muerte de cuatro mujeres) o el mismo progreso de la narración, que en muchos clásicos del género acaba en su punto de partida, y, además, se confirma como una de las cimas del subgénero criminal (junto con The Big Combo, por ejemplo) en la que no solo se nos presenta a los gángsteres sino también a una policía y unos poderes públicos corruptos y a un agente de la ley que se salta las normas sin dudarlo en su afán de venganza (siendo un personaje embrionario de Harry, El Sucio, Serpico, e incluso de los justicieros del cine policíaco de los setenta y en su degeneración de los Mel Gibson y cía posteriores).
La historia comienza con la típica investigación, en este caso del suicidio de un policía, por parte de un héroe honrado, recto y hogareño en el que no cabe la ambigüedad moral de otros personajes "negros", cuyo progreso lo transforma en un ser sediento de venganza tras el asesinato de su esposa (una bella Jocelyn Brando, hermana de Marlon) que no duda en su afán de buscar la verdad, en traicionar a Lucy Chapman, amante de su compañero suicidado o ya en plena acción vengativa poner en peligro a una mujer minusválida cuando ésta lo ayuda; tampoco le tiembla el pulso a la hora de influir en la decisión de Debbie Marsh de matar a la viuda Duncan (aunque simplemente se limite a exponerle a aquella que la segunda tiene una carta en su poder que incrimina a su ex-novio, Vince Stone, en una trama de corrupción que alcanza al mismo Departamento de Policía) o en dejar a uno de los criminales a merced de sus compinches.
Historia dura, asfixiante, narrada con un tono claro y conciso y una violencia extrema casi siempre mostrada en fuera de campo (el suicidio de Tom Duncan, las torturas infligidas a su amante, la muerte de Kate Bannion, la desfiguración tan recordada del rostro de Debbie) Los Sobornados destaca por el uso que hace Lang de los decorados, objetos y elementos como la banda sonora (los gritos de Debbie cuando le queman la cara) dotándolos de una entidad propia e integrándolos en la estructura narrativa de tal modo que con una ejemplar economía, en pocos minutos de película, conocemos a los personajes de manera precisa (la viuda Duncan, el gángster Lagana, su sicario Vince Stone y su novia Debbie y, por último, a Dave Bannion, el honesto policía). Lang utiliza los elementos citados para definir los personajes: la casa modesta, agradable y cálida de los Bannion en la que una fotografía de un grupo de policías ocupa un lugar destacado simbolizando el ideal de vida de Dave, íntegro y honrado, contrasta con la mansión de Lagana opulenta y pretenciosa; las escaleras del pub que bajan hacia las profundidades consiguiendo que cuando desciende Bannion parezca que una fuerza extraña irrumpe en un mundo extraño para él mismo, una presencia que es amenazadora para ese universo.
La identificación del espectador con el protagonista es máxima puesto que el personaje se nos presenta como un tipo normal y sencillo y se consigue de manera culminante en la estremecedora escena del asesinato de su esposa, uno de los momentos más impactantes de la historia del cine con una tensión límite, puesto que al estar rodada en fuera de campo oímos, vemos y sabemos lo mismo que Bannion: oímos un estruendo, vemos una luz, "notamos" una sacudida en la habitación pero no sabemos lo que ha pasado hasta que el propio Bannion sale de la casa y lo comprueba. La amputación feroz de la vida que se nos había mostrado que llevaba nos permite comprender su radical transformación vengativa.
Precisamente el uso del fuera de campo para contar la violencia que exhibe el film hace que ésta sea más salvaje ya que se consigue que el espectador la imagine (caso de las torturas a Lucy Chapman, por ejemplo).
La absoluta calidad del filme queda patente si a todo lo expuesto añadimos el diálogo contundente y demoledor a veces o clarificador de los rasgos de los personajes otras:
-"¿Sabe, amigo? es usted como los anuncios de la radio: habla mucho y no dice nada" (Bannion al camarero del pub)
-"Sargento, este no es su problema"
-"Está bién, matón, supongamos que me dices cuál es mi problema" (Cuando Bannion interviene en el momento en que Stone quema con su cigarro la mano de una mujer en el pub)
"Jamás podrá plantar suficientes flores para matar el hedor" (Bannion a Lagana cuando éste se ha referido al retrato de su madre que tiene presidiendo su salón)
"Ningún hombre es una isla" (Un compañero de la policía cuando Bannion rechaza la ayuda que le ofrece)
"Yo no tocaría nada de Vince Stone ni con una vara de 10 metros" (Bannion a Debbie en la habitación del hotel en la que toman una copa tras el enfrentamiento Bannion-Stone en el pub)
"Créame, yo he sido pobre y rica en esta vida: Ser rica es mejor" (Debbie a Bannion en la misma habitación de hotel)
"Somos hermanas bajo el visón" (Debbie a la señora Duncan poco antes de matarla para destapar la trama de corrupción).
Incluso Lang se permite el lujo de cambiar de personaje central hacia la mitad de la película sustituyendo a Dave Bannion por Debbie Marsh cuya brutal desfiguración facial la impulsa a emprender también un feroz camino de venganza que culminará asesinando a la viuda Duncan, desfigurando a Vince Stone de la misma manera que él la había desfigurado anteriormente y permitiendo, a su vez, que Bannion llegue a la consumación de su propia venganza con la detención de Lagana, Stone y los miembros corruptos de los poderes públicos: así Debbie se convierte en brazo ejecutor de los deseos de Bannion cuya moral en último término no le permite realizar (es incapaz de matar al sádico Stone y lo acaba deteniendo, hecho que lo diferencia de los gángsteres) y es ella la que imparte toda una lección de redención y sacrificio personal al sargento de policía, el cual en el plano final, ya readmitido en su departamento, pide a Hugo que mantenga el café caliente mientras se dispone a salir para investigar un nuevo caso.
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