28/5/08

La Semilla del Diablo





Rosemary's BabyRoman Polanski, EEUU, 1968, Mia FarrowJohn CassavetesRuth Gordon.


Película de miedos atávicos, tan estremecedora como desgarradora que nos hace pensar en que nunca conocemos totalmente a la gente que está a nuestro alrededor ya que cualquiera podría ser, por ejemplo, Steven Marcato. La Semilla del Diablo es una cinta imprescindible que nos deslumbra a cada nueva visión con la portentosa atención a los detalles de Polanski como, por ejemplo, cuando el nonato le da una patada a Rosemary y ésta exclama "¡Está vivo!" cogiéndole la mano a su marido, Guy, y dirigiéndola hacia su vientre, éste retrocede atemorizado.

Rosemary y Guy Woodhouse son un matrimonio joven y feliz que quiere tener un hijo -aunque él, un extraordinario Cassavetes, muestra más interés en su carrera interpretativa- y se muda a un famoso edificio de Nueva York (el exterior del Edificio Bamford de la película es el célebre Dakota). Una vez están viviendo allí traban amistad con una pareja de vecinos, los ancianos Castevet, que empieza, por una parte, a colmarlos de atenciones y, por la otra,  a mantener una estrecha relación con Guy. Éste decide tener el hijo ya y Rosemary se queda embarazada una noche en la que tiene una extraña pesadilla...

Polanski adaptó la novela de Ira Levin (uno de los raros casos en los que la película es superior al libro en que se basa) que se convirtió en "best-seller" y debutó de este modo en Estados Unidos con una obra terrorífica que muestra a una Farrow con la que nos identificamos plenamente, padeciendo con ella todos sus temores respecto a su embarazo, su desconfianza hacia su nuevo ginecólogo y respecto a los Castevet y su extrañeza ante la sorpresiva ascensión profesional meteórica de su marido. Por el camino, la propuesta deja imágenes imborrables en el recuerdo: el susto de la cabina, la irrupción en el salón de sus vecinos de una Rosemary capaz de todo por recuperar a su hijo portando un cuchillo en la mano ...Suspense máximo y terror garantizado con unas extraordinarias interpretaciones (mencionar que aparece Elisha Cook, Jr, actor secundario en importantes films de cine negro).

Cuidada en los mínimos detalles, como ya se dijo más arriba, valga de muestra otro ejemplo: para dar mayor realismo a la actuación de Mia Farrow en la escena en que habla por teléfono con Donald Baumgart -actor que se queda ciego de repente, circunstancia que permite a Guy conseguir un importante papel en una obra que iba a interpretar aquél- contrató a Tony Curtis sin que la actriz lo supiera de modo que ella durante el rodaje escuchaba una voz familiar pero no la identificaba, consiguiéndose así un efecto mayor de confusión en su interpretación.

Tuvo una secuela para la TV en 1976 con Ruth Gordon de nuevo en el papel de Minnie Castevet y Levin escribió años más tarde El Hijo de Rosemary (1997), actualmente se prepara un innecesario "remake".



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