Sorry,Wrong Number, Anatole Litvak, EEUU, 1948, Barbara Stanwyck, Burt Lancaster.
Cine a caballo entre el drama y el negro con unas sensacionales interpretaciones de Stanwyck, Lancaster y el resto del reparto y con una tensión "in crescendo" a medida que la propia protagonista va deshaciendo la madeja de la historia.
Adaptación de una exitosa obra para la radio de Lucille Fletcher que interpretó Agnes Moorehead (sí, la madre de Embrujada) en varias ocasiones (desde su estreno en 1943 hasta 1948), es una buena muestra de suspense que presenta a una joven inválida (Leona Stevenson, hija de un magnate hecho a sí mismo) en su habitación-prisión cuyo único contacto con el mundo es el teléfono. Preocupada por el retraso de su marido (Henry Stevenson) en llegar a casa, decide llamarlo a su oficina y oye una conversación en un cruce de las líneas en la que se habla de un asesinato que se cometerá esa misma noche a las 23'15h. Alarmada por lo que acaba de escuchar llama a la policía y como las pistas son muy vagas, le dicen que se tranquilice y decide intentar localizar a su marido...la secretaria de éste le dice que se fue a almorzar con una joven atractiva llamada Sally y no sabe nada más. Leona recuerda que Sally era la antigua novia de su marido...
Las llamadas son continuas y nos permiten ir conociendo los personajes, sus relaciones y el argumento: cuando Leona habla con su padre sabemos que ella lo maneja como a una marioneta al igual que hace con Henry, cuando habla con Sally ésta le confiesa que ha almorzado con Henry para advertirle de la investigación de la que éste está siendo objeto por parte de su marido (ayudante del fiscal), en la conversación con su médico Leona niega las evidencias que muestran que su problema es psicológico y con la llamada del Sr.Evans (un anónimo empleado de su padre) las piezas del puzzle van encajando.
Narrada en tiempo real utilizando "flash-backs" que construyen las posiciones de los personajes en la historia y nos los perfilan, es un prodigio de Litvak que captura todo el suspense de la historia con todas sus posibilidades: mujer que no puede valerse por sí misma encerrada en una habitación, encadenada a su cama, expuesta, oprimida por cualquier ruido que se convierte en fuente de terror. La dirección del director de origen europeo y la interpretación de la Stanwyck (fue nominada al Oscar) transforman a la Leona arrogante y caprichosa inicial en un personaje que despierta todas las simpatías del espectador: comprendemos que necesita ayuda psicológica (y material).
El final es un final lógico (que no voy a desvelar) y clásico puesto que la última frase de la película es la que da título a la misma.
Las imágenes se han encontrado tras búsqueda con Google y se utillizan con fines de ilustración, únicamente. Los derechos están reservados por sus creadores y/o propietarios.
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