21/1/11
La Fiera de Mi Niña
Bringing Up Baby, Howard Hawks, 1938, EEUU, Cary Grant, Katharine Hepburn, Charlie Ruggles.
Epítome de la Screwball y quintaesencia de la comedia así como paradigma de la definición de la palabra cómica: que divierte y hace reír según la RAE. Pues esto, que no es fácil, es lo que pretende y consigue este filme de recomendable visionado durante el cual la sonrisa y la carcajada sobrevienen de manera continua. Comedia en estado puro e hito del género -y del Séptimo Arte- La Fiera de Mi Niña, cuyo título original es un juego de palabras con uno de los personajes centrales y vendría a ser algo así como educando al bebé -un bebé que siente predilección por un estándar del jazz-, supuso un estrepitoso fracaso en el momento de su estreno y ello a pesar del período dorado del que estaba disfrutando por aquella época el subgénero de la Screwball Comedy que ostentó una posición dominante desde mediados de la década de los 30 hasta principios del decenio siguiente. Las causas de este fracaso son inexplicables pero quizás tengan su origen en el carácter adelantado de Hawks, todo un pionero (sólo hay que recordar Scarface, El Terror del Hampa que anticipaba el género de gángsters), que él mismo auto-retrataba con frases como "Pienso que los productores que hacen una película idéntica a la que acaba de obtener un gran éxito no merecen el nombre de productores". No obstante su fiasco inicial, la película está considerada hoy día como una de las mejores comedias de todos los tiempos y su recibimiento original queda como una de las anécdotas más extrañas de la historia del cine: fue tal el descalabro comercial del filme que la RKO despidió al director y Katharine Hepburn decidió comprar su contrato al estudio y marchar para Broadway para interpretar una obra de teatro (Historias de Filadelfia) que la catapultaría al estrellato de manera definitiva cuando se adaptara un par de años más tarde a la gran pantalla, haciendo rectificar el aserto de las grandes productoras con el que se la tildaba de"veneno para la taquilla"...pero eso ya es otra historia.
Howard Hawks, probablemente el director más versátil de todos los directores, construye a partir del guión de Dudley Nichols y Hagar Wilde basado en un relato de éste último, con su estilo rápido, natural y ágil en el que la cámara es un elemento invisible, una historia en la que las situaciones absurdas y disparatadas se suceden a ritmo vertiginoso para gozo y disfrute del espectador. La velocidad de ejecución, las acrobacias verbales plenas de ingenio, la mirada irreverente que se hace del cortejo humano, la incesante sucesión de circunstancias en las que el caos, los desastres, las confusiones que llevan a malentendidos - con travestismo incluido y el uso de la palabra "gay" con la connotación semántica actual por primera vez en la historia del cine probablemente - se producen con efecto hilarante y la visión que no deja títere con cabeza que se ofrece de instancias como la psiquiatría, la policía y las clases altas hacen de esta joya el paradigma del subgénero. Pues todas estas características conforman lo que se conoce como Screwball, tipo de comedias cuyo éxito se fundamentó, por una parte, en el advenimiento del sonoro y su evolución que permitió el desarrollo de los chispeantes, ingeniosos y rápidos diálogos propios del género y, por la otra, en la situación social derivada de la Gran Depresión que fomentó el deseo de escapismo en la población, deseo que las Screwball colmaban de pleno (aunque tampoco podemos olvidar el impulso del Código Hays como catalizador de la generación y desenvolvimiento de este tipo de películas puesto que al aplicar medidas de control más severas, en los diálogos se fomentó el doble sentido); desde luego que el retrato de las clases altas como personajes estrafalarios ofrecido con habitualidad por las Screwball entronca con los deseos de las clases populares en lo que se erige como auténtica sátira social aunque el propio subgénero es historia romántica al fin y al cabo. La Fiera de Mi Niña es el absoluto arquetipo del género y va más allá puesto que la elaboración de los gags visuales, el trepidante devenir de situaciones enmarcadas en una trama improbable y surrealista provocada por identidades confundidas y poblada por personajes con comportamientos extravagantes que interactúan a una velocidad desenfrenada con unos diálogos inteligentes es prototipo de Screwball pero hay en el film de Hawks un valor añadido, un elemento que lo eleva por encima de las grandes comedias -y no sólo del subgénero en cuestión- para entronizarla en el Olimpo del celuloide como obra maestra.
Puede que la habilidad del director y su extraordinario sentido de la comedia (pocos por no decir ninguno pueden construir una escena con tantos "gags-en-uno" como la de la sala de fiestas y las vestiduras) que demostró a lo largo de su importante filmografía, puede que la insuperable química entre Grant y Hepburn o la misma entrañable galería de personajes secundarios capitaneados por unos estupendos Charles Ruggles y Walter Catlett y entre los que destaca el perro Skippy/Asta (La Cena de los Acusados, La Pícara Puritana) y la misma aparición de Ward Bond o puede que el furioso y acelerado acontecer de situaciones o el papel fundamental de los animales en el transcurso de los acontecimientos (carácter protagónico de la naturaleza presente en la obra "hawksiana") se constituyan como elementos que la elevan a su condición de película definitivamente imprescindible y desternillante o puede que sea la interpretación del señor Cary Grant que agota todos los calificativos superlativos en positivo o puede ser ¿por qué no? la irrupción de la mujer "hawksiana", precursora del feminismo, tan impetuosa, impulsiva, decidida y segura de sí misma, toda una fuerza de la naturaleza que acomete con potencia feroz y se configura como el disparador que desencadena toda la narración - y he aquí la única screwball en la que el papel activo de la fémina es definitivo desde el principio hasta el fin-. O quizás todas las interpretaciones que se han originado a partir del redescubrimiento de la importante obra de Hawks por la Nueva Ola francesa en la década de los 60, las cuales extrañaban al mismo realizador...sea lo que fuere este film consigue el objetivo de provocar buen humor y la evocación, una vez visionado, de cualquier situación planteada en el relato consigue crear una sonrisa cuando no una carcajada en el rostro. Existan o no existan significados ocultos, aquello que el espectador puede hacer es disfrutarla desde los divertidos títulos de crédito hasta el simbólico final. Todas las palabras que se pueden escribir sobre ella no conseguirán explicar el sentimiento que transmite: la risa es antesala de la alegría.
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Es un film que no te cansas de ver. Estoy convencida que a nuestros hijos les continuará encantando.
ResponderEliminarEso espero Mireia, estaría muy bien que esta verdadera comedia no cayera en el olvido y que las próximas generaciones continuaran degustandola. Por mi parte cada cierto tiempo vuelvo a ella y siempre me río con alguna situación. Saludos.
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