8/9/12

Encubridora


Rancho Notorious, Fritz Lang, 1952, EEUU, Marlene Dietrich, Arthur Kennedy, Mel Ferrer.

La última incursión en el territorio "Western" de Fritz Lang se conforma como una apuesta singular en la que predominan los aciertos pese a no alcanzarse la brillantez de otras películas de este importante cineasta, algo, por otra parte, que no debemos tener en mucha consideración si recordamos el conjunto de su filmografía, jalonada de un buen ramillete de obras maestras o cercanas a esa categoría. Rodada con poco presupuesto, algo que obligó a no salir del estudio, y en Technicolor bajo la marca de la RKO, por aquellos años comandada por el ínclito magnate Howard Hughes, Encubridora se aleja del modelo clásico del género para confluir en otro gran género: el negro. A través de la venganza, uno de los temas arquetípicos del "Western", se desgrana el arco argumental; la búsqueda de la justicia extrema ejecutada fuera de la ley por el protagonista es la fuerza que mueve a éste y hace avanzar la narración, algo habitual en las películas de este género en la década de los cincuenta, especialmente, y circunstancia coincidente con ese otro gran género nombrado. Y algo sobre lo que Lang ya había trabajado (Furia, 1936) y sobre lo que volvería abastando cotas excelsas poco más tarde (Los Sobornados, 1953). Es obvio que estas dos películas quedan emparentadas con la que se comenta dado el proceso de desintegración moral que se observa en sus protagonistas, además de trasladarse, en todas ellas, un mensaje pesimista sobre la condición del ser humano y ahondar en el fatalismo "noir", ambos aspectos habituales del cine de Lang. Joe Wilson, Dave Bannion y Vern Haskell no dudan en utilizar procedimientos moralmente cuestionables y, llegado el caso, emplear una violencia moral contundente para saciar su sed de venganza. Así pues, esta poco convencional película se acerca al cine negro dentro de un contexto "Western"...sin duda, estos dos grandes géneros tienen en común muchos más elementos de los que se puede pensar en una reflexión somera: el héroe solitario cegado por deseos de ajustar cuentas o la misma descripción y construcción de complejos personajes, como es el caso que nos ocupa, podrían dar buen ejemplo de las intersecciones negro-Oeste.


La siempre acertada puesta en escena de Lang queda demostrada, para esta ocasión, en un económico inicio en el que, tras un breve pero intenso prólogo romántico, la narración se desliza hacia la exploración del lado oscuro del alma humana a través de un cambio abrupto de registro: desde el beso inicial de la pareja hasta un acto brutal narrado en fuera de campo que propicia el descenso hacia las tinieblas interiores de un tipo normal que no duda en mentir, manipular e, incluso, participar en actos criminales para alcanzar sus deseos vengativos. Aunque el proceso se desarrolla de manera más esquemática que en otros trabajos del director (véanse los dos citados), el alcance de los temas morales propuestos es, como siempre, de una vigencia y un interés máximos. El pesimismo en la condición humana que Lang proyecta en muchas de sus obras queda puesto de relieve una vez más. El peso del destino comienza la carrera criminal del pistolero Frenchie y, también, parece dominar los actos cotidianos del vaquero que emprende su particular camino de desquite hasta asemejarlo con el primero y con los camaradas de éste. Entre medias, una cincuentona Marlene Dietrich cuyo magnetismo sale a relucir para plasmar su iconografía arquetípica y que, curiosamente -dadas las diferencias de edad con sus "partenaires"-, sale bien librada de las continuas referencias al paso del tiempo que se dan a lo largo del relato, alusiones que alimentan las relaciones del triángulo, incrementando su tensión. La querencia por las interrelaciones personales que se instauran entre los protagónicos sobre las habituales dosis de acción del "Western" puede que explique la tibieza con la que se acogió este trabajo o el desencanto experimentado por los seguidores del género, sin embargo, más allá del contorno queda un ejercicio "noirish" con elementos consustanciales desde el punto de vista de la estructura ("flash-back") y de la temática (fatalismo) que ahonda en las preocupaciones del realizador de origen austriaco.











Muy posiblemente el resultado final quedara lastrado por las disputas entre Fritz Lang y el famoso productor  que ya chocaron con el mismo bautizo del proyecto (el director pretendía nombrar la historia como una especie de ruleta vertical, Chuck-a-Luck, algo que simbolizaría mejor el peso del destino en la narración) pero Encubridora queda como un interesante trabajo, inusual, desde luego, que cuenta con un buen puñado de admiradores pese a reconocerse, mayoritariamente, lejos de las mejores obras "languianas". El relato de asesinato, odio y venganza desgranado con una atmósfera irreal (no sólo por los llamativos primeros planos sobre Kennedy, un actor rudo y salvaje, totalmente descontextualizados ya que el resto de personajes no parecen notar sus expresiones en determinados momentos) se apoya en un buen guión de Daniel Taradash, que desarrolla una historia de Silvia Richards en la que, parece ser, Lang colaboró activamente. Las limitaciones presupuestarias que obligaron a utilizar "exteriores" pintados (y algunos nocturnos) no imposibilitan que Lang continúe expresando sus preocupaciones y sepa desplegar momentos de gran intensidad dramática, definidos por una violencia moral impactante (la escena entre la matrona Altar y el justiciero protagonista),  pueda encontrar hallazgos como el avance del relato a través de escenas de montaje apoyadas en la balada que hubiera dado título a la película, experimentar con la cámara en mano a la hora de enfrentarse con una pelea, confiriendo fisicidad, dinamismo y fluidez absolutas a la misma, y se  permita introducir, a la manera del subgénero negro de atracos, una escena de planificación de un robo, en lo que deviene una nueva demostración del carácter "noir" de esta propuesta. Si todo lo antedicho no hiciera atractivo acercarse a este "Western" negro, sólo cabe añadir que el elenco de secundarios puede decantar la balanza: Jack Elam, Frank Ferguson y Dan Seymour incorporan a los bandidos que, como dice Vern, se refugian bajo las faldas de la mítica Marlene/Altar Dietrich/Keane.  Un Lang menor pero interesante.


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5 comentarios:

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  2. Este "RANCHO NOTORIOUS" es un estilizado y más bien atípico western rodado, como ya apunta tu texto, casi íntegramente en estudio, lo que, lejos de rebajar la temperatura emocional del film, contribuyó a crear una atmósfera espesa y delirante, envolviendo el tema de la venganza que llega a adquirir carácter de arrasadora pasión. Sabido es que durante la realización, Lang tuvo sus más y sus menos tratando de impo­ner su criterio en contra de las exigencias del estudio; es probable que esto constituyera una merma en el resultado que tal vez hubiera podido ser aún más apasionante. En cualquier caso, además, nos queda ese sensacional e inolvidable trío protagonista, Altar, Vern y Frenchy (y sus adláteres), encarnando las piezas humanas de las caprichosas geometrías diseñadas por el "destino".
    Un saludo.

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  3. Me gusta mucho este western tan atípico de Lang.
    Siempre me ha parecido que estaba muy influenciada por el noir, tanto en la temática como en el estilo. Veo que a ti te pasa lo mismo.
    Mención aparte merece la Dietrich que nos regala una de esas interpretaciones tan características suyas en las que despliega todo ese magnetismo animal que poseía.

    Película de obligada revisión para todo aquel que no la haya visto o la tenga olvidada.
    Un saludo.

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  4. Uno de mis "westerns" favoritos, y uno de los escarceos "Langianos" dentro de un género en el que no incurrió con demasiada frecuencia. Inolvidable el Chuck-a-Luck.

    Saludos
    Roy

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  5. Los problemas de Lang con los productores fueron, por desgracia, continuos y es de suponer que afectaron al resultado final de sus películas. En esta ocasión no podía ser menos y, parece ser que, a pesar de mantener un "affaire" con la Dietrich, tampoco se llevó muy bien con ésta que siempre echó pestes del genial director.

    Totalmente de acuerdo, David.

    Efectivamente, Roy, apenas tres "Westerns" filmó Lang. La canción a mí también me gusta.

    Saludos a los tres y espero que hayáis pasado un buen verano, nos vemos en la blogosfera.

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