Gaslight, George Cukor, 1944, EEUU, Charles Boyer, Ingrid Bergman, Joseph Cotten.
Cuidado (y lujoso) melodrama psicológico de suspense que disfrutó de un éxito inmediato que se prorroga aún en nuestros días a tenor de su reconocimiento como uno de los más recordados clásicos de su época. Su impacto comercial tuvo refrendo en la ceremonia de los Oscar alzándose con un par de estatuillas y unas cuantas nominaciones e, incluso, en los EEUU se acuñó una expresión basada en su título original cuyo significado no desvelaremos por si alguien se decide a visionar el filme por primera vez.
Inserta en una especie de ciclo protagonizado por mujeres amenazadas y atrapadas en o por una casa que se desarrolló en el cine estadounidense en la década de los cuarenta y cuyo inicio podemos situar en Rebeca y del que forman parte también otras obras de Hitchcock como Sospecha, La Sombra de una Duda, inclusive, Encadenados, pero también de otros realizadores tales como Mankiewicz (El Castillo de Dragonwyck), Siodmak (La Escalera de Caracol) y Litvak (Voces de Muerte, con la que quizás concluye el ciclo), esta película de evidente origen teatral despliega una fotografía en clave baja que combinada con su temática la acerca de manera tangencial al territorio "noir" y es capaz de captar la atención de manera efectiva. Mucha de la responsabilidad en esta eficacia de la propuesta radica en las interpretaciones del trío principal constituido por una estrella femenina en estado de gracia y que se encontraba en el pináculo de su fama (Bergman, que recibió el primer Oscar de los citados para el filme), acompañada por un actor muy solvente en pleno apogeo de su carrera cinematográfica (Cotten) y otro que, con un rol sorprendente por lo alejado de los papeles de galán que solía desempeñar, sale muy bien librado con su personal pero atrayente actuación (Boyer). Por cierto, es impagable el debut en el cine de Angela Lansbury. Además de estas interpretaciones, de las que se puede colegir la reputación como director, no solo de mujeres, sino de actores, de la que siempre ha gozado Cukor, la película se apoya en un suntuoso diseño de producción en el que destacan unos fastuosos (y recargados) decorados de cuya supervisión se responsabilizó el, probablemente, más distinguido e influyente director artístico de la historia de Hollywood, director de decorados de la Metro durante tres décadas, Cedric Gibbons. Para él y su equipo fue el segundo galardón que consiguió el filme. Asimismo, Luz que Agoniza presenta una acertada atmósfera amenazante y oscura construida en torno a esa iluminación referida antes, firmada por Joseph Ruttenberg. Por contra, el desarrollo de la historia se resiente, de manera acusada en su parte final (algo a lo que afecta, sin duda, el clímax dramático temprano) y expone algunas cuestiones que los "verosímiles" no podrán pasar por alto.
Este drama psicológico sobre la manipulación de personas vulnerables fue llevado antes a la gran pantalla por el director inglés Thorold Dickinson siendo protagonizado por Anton Walbrook, una producción contra la que la MGM realizó una campaña en la que, incluso, intentó destruir los negativos para asegurarse que no le hiciera sombra a su opulento producto. No cabe decir que la popularidad de esta versión no es comparable a la del acercamiento que realizara con anterioridad el cine británico a la obra de Patrick Hamilton, autor teatral, también, de La Soga. Luz que Agoniza, asimismo, gozó de gran celebridad en Broadway a principios de los años cuarenta, con el mismísimo Vincent Price a la cabeza del elenco (posiblemente el buen aficionado adivine el personaje que encarnó en las tablas).
Otras películas con protagonismo de mujer amenazada:
http://imprescinedible.blogspot.com.es/2012/06/la-sombra-de-una-duda.html
http://imprescinedible.blogspot.com.es/2011/07/rebeca.html
http://imprescinedible.blogspot.com.es/2008/05/voces-de-muerte.html
Las imágenes se han encontrado en la Red tras búsqueda con Google y se utilizan simplemente con fines de ilustración. Los derechos están reservados por sus creadores.
Este drama psicológico sobre la manipulación de personas vulnerables fue llevado antes a la gran pantalla por el director inglés Thorold Dickinson siendo protagonizado por Anton Walbrook, una producción contra la que la MGM realizó una campaña en la que, incluso, intentó destruir los negativos para asegurarse que no le hiciera sombra a su opulento producto. No cabe decir que la popularidad de esta versión no es comparable a la del acercamiento que realizara con anterioridad el cine británico a la obra de Patrick Hamilton, autor teatral, también, de La Soga. Luz que Agoniza, asimismo, gozó de gran celebridad en Broadway a principios de los años cuarenta, con el mismísimo Vincent Price a la cabeza del elenco (posiblemente el buen aficionado adivine el personaje que encarnó en las tablas).
Otras películas con protagonismo de mujer amenazada:
http://imprescinedible.blogspot.com.es/2012/06/la-sombra-de-una-duda.html
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Magnífica entrada para un magistral film. Coincido en quedarme, cosa no muy común por cierto, con el "recauchute" (más que brillante para la ocasión) que con el original. La inquietud creciente de la gran Bergman, que niquela el papel, llega a asfixiar. Me quito el sombrero además también por la mención a Siodmak y propongo, a ver si cuela, "Chantaje contra una mujer" de Edwards para la cole de mujeres pasándolas regular... Saludos guzzeros.
ResponderEliminarCukor realizó una estupenda película, que como bien dices tuvo bastante éxito.
ResponderEliminarAquí, en nuestro pais, fue una película que "caló hondo".
Charles Boyer no es santo de mi devoción, aunque reconozco que suele estar francamente bien.
De las otras que indicas, me quedo con una de mis preferidas de D. Alfredo, "La sombra de una duda".
Saludos
Me encanta esta película, creo que es redonda. Y desde que la vi de pequeña el señor Boyer me da una grima impresionante.
ResponderEliminarUn saludo
Como decís, esta es la segunda versión cinematográfica de la celebrada pieza teatral de Patrick Hamilton. Si la cinta de Thorold Dickinson (que por fin descubrí hace tan sólo ocho años vía televisión) era una modesta pero excelente película, en la que ahora nos ocupa, George Cukor, respaldado por una mimada producción y mayores medios, consiguió un atmosférico melodrama de suspense algo recargado de tintas, pero con momentos de gran intensidad dramática y unas memorables composiciones a cargo de Boyer, Bergman y Cotten.
ResponderEliminarUn saludo.
Damos la bienvenida al original Mr. Guzz al que tengo que reconocer que tomo nota de la película que cita para visionarla en cuanto pueda ya que aún no la he visto pese a las referencias que tengo sobre ella...en fin, hay tantas que no se puede estar repicando y en misa. También tengo pendiente descubrir la versión inglesa de esta historia cuya buena pinta corrobora el comentario de Teo. Compruebo que a todo/as nos convence Boyer y su fuerte acento. Gracias por vuestros comentarios que son, al fin, lo que le da la salsa a esto de los blogs. Saludos.
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