Now,Voyager, Irving Rapper, 1942, EEUU, Bette Davis, Paul Henreid, Claude Rains.
Melodrama, melodrama, melodrama...La Extraña Pasajera es la quintaesencia de este género cinematográfico que integra en sus argumentos la novela romántica, el relato breve destinado al público femenino y el folletín victoriano. Y, además, y como mandan los cánones, tiene absoluto protagonismo la mujer cuyo sufrimiento sentimental es el foco principal de la narración y, encima, la fémina es encarnada por Bette Davis, posiblemente, la Reina del Melodrama.
Sirva la introducción anterior de aviso para navegantes, estamos ante un producto que colmará las expectativas de los seguidores de la Davis y de los aficionados al género, sin olvidar a los "fans" de un Paul Henreid que da una más que correcta réplica a la diva. No obstante, el resto de personal debe tomar este filme con precaución pues su relevancia queda certificada, básicamente, por ser epítome melodramático y por las notables interpretaciones. Además de estos dos aspectos también son dignos de mención tanto la aportación de Orry-Kelly, el diseñador de vestuario más prolífico y reconocido de la Warner, como la partitura del compositor que, probablemente, mejor comprendió el sentimentalismo exaltado del género, Max Steiner. Más allá de estos valores y de un par de creaciones que han pasado a formar parte del imaginario colectivo del cinéfilo como son la metáfora de las relaciones sexuales planteada con los cigarrillos y la frase final del filme, La Extraña Pasajera presenta una línea argumental que, en su segunda parte, se puede tildar, cuando menos, de forzada sino de rocambolesca, todo en aras de seguir desenhebrando y ahondando en los padecimientos románticos de la transformada Charlotte Vale.
No hay duda del acierto popular conseguido por la propuesta de Hal B. Wallis, uno de los grandes productores de la era del sistema de estudios, pues la película cosechó réditos en taquilla y fue nominada a tres Oscar, alzándose con uno por la banda sonora de Steiner (las dos nominaciones fueron para la misma Bette Davis y para Gladys Cooper por su papel de autoritaria matriarca) y, por supuesto, la obra ha pasado a los anales del género lacrimógeno. La historia de la transformación de la hija (o tía solterona) reprimida que acaba como todo un modelo de "glamour" y modernidad (no hay más que fijarse en el peinado precursor de Grace Jones que luce) cumple con todos los requisitos del melodrama y tiene en la actualidad una legión de admiradores. Ahora bien, recomiendo a los que no se consideran muy afines a los postulados del género se abstengan de acercarse a esta muestra de él.
En fin, drama sentimental solo para aficionados a este tipo de historias y ello pese a contar con un buen diseño de producción y una adecuada dirección de corte clásico a cargo de Irving Rapper además de las destacadas actuaciones, factores todos ellos que explican, en parte, la fama de la que disfruta esta producción excesiva en su propuesta sentimental y que, incluso, presenta una bochornosa imagen "cómica" en la figura del taxista brasileño, una muestra del estereotipo con el que el cine norteamericano ha despachado, mayormente, a otras culturas o países durante mucho tiempo. Lo dicho, sólo para amantes del género o de Bette Davis, una de las actrices más carismáticas, dentro y fuera de las pantallas, de la historia del cine.
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Pues, básicamente, la película es como la describes, creo yo. Un melodrama psiquiátrico-romántico cuya magia la aportan mayormente unos excelentes intérpretes al frente de los cuales está Bette Davis en un papel de esos que ella sabía bordar, consiguiendo una memorable creación y logrando de paso que algunos aspectos de una historia ciertamente improbable, resultaran más fáciles de digerir.
ResponderEliminarUn saludo.
Hombre, Teo, me alegra verte por aquí.Por fin vamos coincidiendo en los aspectos básicos de alguna además de Vértigo.Saludos.
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