Somebody Up There Likes Me, Robert Wise, 1956, EEUU, Paul Newman, Pier Angeli, Everett Sloane.
Película que adapta la autobiografía que la leyenda del boxeo Rocky Graziano escribió al alimón con el periodista deportivo Rowland Barber y que gracias, sobre todo, al oficio de Robert Wise, realizador que supo granjearse una interesante trayectoria profesional que comenzó como montador para la RKO con, entre otras Ciudadano Kane, deviene en un producto que consigue entretener. Wise supo imprimir a esta "biopic" que sigue los patrones clásicos del subgénero de un ritmo rápido y ágil que hace que la historia avance de manera fluida. La habilidad del realizador se complementa con un estupendo maquillaje de William Tuttle y una brillante fotografía en blanco y negro de Joseph Ruttenberg además de apoyarse en el guión de Ernest Lehman aderezado con algún toque de humor y en el que, a pesar de que la relación de pareja ocupa un lugar capital en el curso de la narración, no se ahonda en el aspecto sensiblero; incluso se puede asegurar que merced a la química existente entre los protagonistas (que coincidían por segunda vez), la dulce Pier Angeli y el bello Paul Newman, el idilio se consolida como ingrediente funcional positivo en el devenir de los hechos que acaecen.
Así pues, nos encontramos ante una película perteneciente a uno de los subgéneros más trabajados a lo largo de la historia del cine estadounidense, en especial desde mediados de los años treinta del siglo pasado, tipo de films que dramatizan con mayor o menor grado de veracidad la vida del personaje real cuyas peripecias relatan. El cruce de géneros en que suelen converger las "biopics" nos lleva en esta ocasión hacia el terreno deportivo y, en concreto, el filme llega hasta el mundo del boxeo, circunscripción idónea para la visión pesimista y sombría del cine negro que el mismo Wise había abordado en The Set-Up años antes. Pero quien espere encontrar algún retazo de aquella mirada en esta película no lo va a encontrar ya que Marcado por el Odio desprende una nota optimista como buena película biográfica al uso. De hecho, la obra sigue los derroteros habituales del género, como se ha dicho más arriba, a la hora de referir la carrera de Rocky Graziano desde su infancia en un barrio marginal de Nueva York hasta la consecución del campeonato mundial de los pesos medios (creo que no se adelanta ninguna sorpresa por citar el final feliz del filme). El relato de toma de conciencia a través de la relación de pareja que lleva al personaje a ganarse su propia autoestima y el respeto de la gente (además del triunfo material que consigue) queda ribeteado de un ligero tono social, eso sí, bastante amable, al enfatizarse la pobreza del barrio en el que transcurren los primeros avatares de la vida de Graziano.
Lejos de la visión fatalista que el cine "noir" suele mostrar sobre el escenario del cuadrilátero y todo lo que lo envuelve, sobre esto no hay más que recordar el estreno dos meses antes de Más dura será la Caída, Robert Wise se encarga de rodar con solvencia un producto que parece alimenticio si se analiza el resto de su obra pero que, a través de los aspectos destacados antes, es de visión recomendable. Y, atención a todos y todas los/as "fans" de Paul Newman: este es el papel que lo dio a conocer, cumpliendo, por otra parte, con otro aspecto en el que las "biopics" suelen reincidir, la habitual loa a la interpretación del protagonista principal.
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