4/1/13

Gilda


Gilda, Charles Vidor, 1946, EEUU, Rita Hayworth, Glenn Ford, George Macready.

Atolón Bikini, 1 de Julio de 1946, durante las pruebas nucleares que desarrolla el ejército norteamericano se lanza una bomba de hidrógeno con la imagen de Rita Hayworth pegada a ella. Mientras, en el día de su estreno en Madrid en el Palacio de la Música, algunos espectadores lanzan tinta negra a la pantalla sobre la que se proyecta Gilda. Estas dos anécdotas ilustran someramente la relevancia de esta película, un vehículo para el lucimiento de su actriz principal, Rita Hayworth, que no hay que olvidar ya era una de las rutilantes estrellas de aquellos años en Hollywood. Su condición como uno de los símbolos sexuales de aquella época queda demostrada con el comportamiento de muchos soldados estadounidenses de la II Guerra Mundial que portaban en sus carteras o pegada en sus mochilas una foto de la actriz. Algo de lo que el jefazo de la Columbia, Harry Cohn, supo sacar rédito pergeñando un maquiavélico movimiento mediante el que nacía un mito, quizá uno de los mayores que haya dado nunca el cine. La operación por la que el atractivo de Hayworth pasó de chica pin-up a sofisticado icono sexual es Gilda, la película y Gilda, el personaje, pues ambas son la misma ya que en el imaginario colectivo la película es el personaje y viceversa. Es más, desgraciadamente, para la mayoría Rita Hayworth es Gilda y Gilda es Rita Hayworth, algo que la propia actriz confirmó con cierta amargura con su célebre frase " Los hombres se acuestan con Gilda y se levantan conmigo". Las maquinaciones emprendidas a finales de la década anterior por Cohn para hacer de Hayworth una de las mayores estrellas del firmamento del celuloide llegaban a su explosión con este filme que trasciende su propio medio. Desde luego, en España la significatividad de esta película se asocia con el régimen dictatorial que gobernaba el estado aquellos días y, más en concreto, con el apartado represor de la censura. Es obvio que una chica tan desinhibida en ciertas cuestiones que, por cierto, quedan en agua de borrajas en la conclusión ilógica del filme (recuerden que en EEUU funcionaba y mucho la censura con esa gran herramienta que fue para estos menesteres el Código Hays), resultaba inmoral para algunos sectores de la sociedad, circunstancia que explica el boicot que sufrió la película y que queda ejemplificada con la anécdota mencionada al principio de este texto. Gilda es sinónimo de escándalo pero también (o quizá por ello) gozó de enorme popularidad, tal es así, que se acuñó en lenguaje coloquial su nombre para definir a un tipo de mujer. Puede que el espectador actual no acabe de entender que Gilda ha marcado a generaciones pero producciones tan dispares como Madregilda o Cadena Perpetua, así lo manifiestan. Y es que, como dice su frase publicitaria, nunca hubo una mujer como Gilda. El relato de las andanzas de esta atractiva vampiresa libertina sobrepasa el medio cinematográfico.


Con una sinopsis de sobra conocida, en mayor o menor medida, por todos los aficionados al cine, Gilda se desgrana para consagrar el estrellato de Rita Hayworth y coronar los esfuerzos del productor Harry Cohn empeñado en fabricar una estrella a toda costa con la que competir con los otros estudios. Para ello, diseñó con algunos colaboradores (parece ser que Helen Hunt, que se convirtió en la peluquera habitual de Hayworth desempeñó una actividad relevante) un cambio de imagen radical para la actriz que comprendió desde la modificación del apellido (el paterno, Cansino, que le venía de un bailarín español emigrado a los USA, fue sustituido por el materno) hasta el tratamiento electrolítico de depilación del cabello que se remató con el teñido de este en el característico tono pelirrojo que luciría su larga cabellera, pasando por las habituales y estrictas dietas alimentarias, tablas de ejercicios físicos y clases de interpretación. Si bien es cierto que Gilda catapulta a su protagonista hacia la fama y colma los deseos del "capo" de su estudio, también lo es que Hayworth ya había cosechado éxitos que le habían reportado popularidad y reconocimiento entre la audiencia tales como Las Modelos, Sangre y Arena o algunos musicales junto a Fred Astaire, además de aparecer en portadas de diversas revistas, todo lo cual la había propulsado a ser la gran estrella de la Columbia. No obstante es con este papel definitorio y definitivo con el que nace el mito (erótico). Un refinado producto ideado por Cohn y compañía cuyo envoltorio es un melodrama exótico con tintes de cine negro y que parece hermanarse con cierta corriente paranoica sobre la vida posterior a la guerra que pudieran llevar los nazis (Encadenados o El Extraño podrían incluirse en este ciclo). Un hábil ejercicio cuya mayor víctima fue la propia protagonista pues su trayectoria profesional y personal quedó marcada por el personaje que incorpora aquí. Para el público Gilda es el álter ego de Rita Hayworth. Y buena parte de culpa de ello la tiene el sugerente y archiconocido número de striptease que, dicho sea de paso, deja todo a la imaginación y en el que la actriz se contonea al ritmo de Put the blame on Mame, canción a la que pone voz Anita Ellis. Un sensual (y sexual) número que aceleró las pulsaciones de unos cuantos. Claro que también el comportamiento descocado con el que se desenvuelve Gilda hizo que las tripas de otros tantos se revolvieran.


¿La película? Ah, sí, la película...el guión inconsistente, de evidentes reminiscencias con el de Casablanca y no ya únicamente por la localización exótica (también se cuenta que durante el rodaje se iba completando el libreto), mezcla elementos de aventuras con otros del género negro para derivar en un conjunto de melodrama romántico. Pese a que gran parte de expertos y aficionados se empeñan en adscribir este film a la corriente del cine negro y aún contando con características inherentes o habituales en este como la voz en "off", el fatalismo de la historia de amor o la misma especie de "femme fatale" que parece ser la protagonista del relato, el resultado final entronca más con el melodrama ya que su mecanismo dramático se basa en la exaltación del sufrimiento sentimental del personaje principal (que suele ser, como aquí, femenino) y la explotación de las relaciones personales de éste aunque eso sí, todo ello convenientemente aderezado con una pizca de aventura representada en la localización física de la historia y en la sub-trama de espionaje y , por el otro lado, con otro poco de "noir". De hecho, algunas situaciones "negras" acaban siendo lapidadas con un final poco plausible con el que se intenta congraciar el asunto con el aparato censor comandado, en aquellos años, por el señor Breen. La función concluye con ánimos de satisfacer la moral impulsada por el Código y el carácter de mujer fatal exhibido por Gilda queda edulcorado mediante el retrato de sus escarceos como, al parecer, inocentes encuentros para tomar café, nocturnos preferentemente. El apuntado fatalismo de su historia de "amour fou" desaparece y es eliminado de manera lastimera y casta. Algunos de los puntos fuertes presentados a lo largo del relato se evaporan con este final.

Y, aún así, Gilda es más que una película. Y esto no hay que explicarlo analizando sus virtudes o defectos cinematográficos. Acertadas líneas de diálogo, notable empleo de la iluminación del director de fotografía Rudolph Maté, correctas interpretaciones del trío protagonista desde una provocativa Hayworth a un eficaz Glenn Ford que da buena réplica a la estrella y un siniestro George Macready, actor de voz suave y gran porte, con amplia experiencia teatral, cuyo rostro quedó acerado por una cicatriz producida en un accidente de tráfico, no aciertan a desentrañar la relevancia de esta película. Las implicaciones sexuales subyacentes a la historia que muchos encuentran en la misma puede que se aproximen al meollo. Unos aspectos que el guión abre a la lectura por presentar un dúo de personajes masculinos principales oscuros cuyas motivaciones quedan inexplicadas y que aparecen unidos por una difusa ligazón. Puede que el poco esfuerzo destinado a construirlos y desarrollarlos se constituya en fuente de literatura que bucea en la busca del "Santo Grial" de la película. Hasta el personaje más trabajado, el de Gilda, claro, se muestra unidimensional pese a que sus interacciones con el resto dan sentido a la historia. Una aventura que cuenta con tenues sub-tramas que apenas funcionan. Nada parece explicativo del impacto de este filme protagonizado por una actriz que cuenta la leyenda que dio nombre a un famoso cóctel cuando bailó en Tijuana. Una película cuyo personaje principal y absoluto definió un tipo de mujer y por el que se designa un tipo de zapato. Personaje  que recibe la bofetada más recordada de la historia del cine porque viste y desviste el guante más famoso de la historia del cine...quizá sea esto la punta del iceberg que desvela el misterio.



Las imágenes se han encontrado con Google tras búsqueda en la Red y se utilizan únicamente con fines de ilustración. Los derechos están reservados por sus creadores.

9 comentarios:

  1. Todo un clásico!!!
    He visto muchas otras películas de Rita, pero desde luego ninguno de sus otros personajes puede compararse con Gilda.
    El fantasma de Gilda siempre la siguió a pesar de sus esfuerzos por librarse de ella.
    Un icono del cine!!
    Saludos.

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  2. Menuda obra. Todavia tengo en la memoria el olor que desprende la película, la sensualidad de Gilda, la ambientación, la música y todo lo demás. Un clásico de verdad.
    Estupendo post muy completo y trabajado.

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  3. Menuda obra. Todavia tengo en la memoria el olor que desprende la película, la sensualidad de Gilda, la ambientación, la música y todo lo demás. Un clásico de verdad.
    Estupendo post muy completo y trabajado.

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  4. Según parece, fue comenzada a rodar sin un guión terminado, con las prisas de querer rentabilizar los dos años de inactividad que Rita Hayworth, máxima estrella de la Columbia en aquellos momentos, había pasado tras su matrimonio con Orson Welles. Con cambios sobre la marcha y retoques de última hora, el "milagro" de "CASABLANCA" volvía a producirse y en contra de cierta lógica (Charles Vidor nunca fue un realizador especialmente distinguido), un equipo de mágica conjunción remontó estas circunstancias ciertamente adversas y el resultado fue una obra redonda. Probablemente el máximo ejemplo de cine negro, recargado y enfermizo. En este sentido, habría que considerar también las particulares características que ofrece el triángulo Hayworth-Ford-Macready. Si resulta evidente que el personaje de Glenn Ford continúa enamorado de Gilda, igualmente salta a la vista que en la relación de Munson (Macready) con el primero hay una homosexualidad latente. La película contiene momentos memorables, algunos de los cuales han escapado del propio film para convertirse en citas obligadas en la memoria de la gente (la famosa bofetada, la Hayworth cantando "Put the Blame on Mame" y "Amado mío", el striptease del guante, etc).

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  5. ¡Vaya! Gilda sigue dando guerra por lo que se colige de vuestros comentarios. Gracias por pasaros por aquí aunque para mí este película no sea tanto como decís. Un saludo cinero.

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  6. Siempre he pensado que esta película debe su fama exclusivamente al poderío visual, a la fotogenia arrolladora, a la figura y sensualidad de Rita Hayworth. Glen Ford está más tieso que de costumbre, casi impávido, seguramente porque como apuntas, Ca, el guión no estaba del todo acabado y claro, lo que en Casablanca se lleva mejor gracias al elenco y a algunas frases, aquí queda mermado.

    Pero permanece en el recuerdo una Gilda más exhuberante y lasciva de lo que en realidad es, con lo cual habrá que discernir hasta qué punto algunas escenas estimulan la imaginación.

    Lo de llamar "gildas" a algunas, me recuerda también lo de vestir una "rebeca" ....

    Un abrazo.

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  7. Así es, Josep, la piedra filosofal de esta mítica película para mí también es la figura de Rita Hayworth, Harry Cohn supo jugar esta baza que, además, combinó con la mano de la imaginación. Buen combinado con el puritanismo moral de la sociedad.Cierto, hay películas cuyo calado social deriva en la amplición del vocabulario. Saludos bloggeros.

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  8. Hola Ca, no puedo decir más que esto: PELICULON!

    Rita Hayworth siempre será GILDA!

    Saludos!!

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  9. Hola PULGACROFT, compruebo que eres otra "fan" de "Gilda Hayworth", nada, nada, me alegro por ello y por tus comentarios en este blog, gracias. Saludos.

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