15/6/11
Shaft vuelve a Harlem
Shaft's Big Score, Gordon Parks, 1972, EEUU, Richard Roundtree, Moses Gunn, Joseph Mascolo.
Segunda entrega de las andanzas de esta versión negra de Harry Callahan pero en esta ocasión con mucho mayor presupuesto merced al inesperado exitazo en taquilla de la primera aventura estrenada el año anterior. La Metro no dudó en intentar repetir diana y conquistar el mercado afroamericano con el detective creado por Ernest Tidyman quien también escribe el guión que sigue el más puro hardboiled y las líneas marcadas en Las Noches Rojas de Harlem: violencia explícita y escenas de sexo protagonizadas por un tipo duro que no duda en emplear métodos expeditivos para conseguir sus objetivos en un ambiente que intenta retratar los bajos fondos de la ciudad. Producto que se inserta en su época con facilidad: lenguaje coloquial,contenido adulto y violencia gráfica, elementos que se encuentran en muchas de las producciones policíacas y thrillers urbanos que poblaban la cartelera por aquellos años: The French Connection (también con guión de Tidyman), Asesino Implacable, el mismo Harry El Sucio, Serpico o, incluso, Perros de Paja.
Bajo las mismas premisas que los protagonistas de los filmes enumerados se mueve el detective Shaft, el personaje más emblemático del blaxploitation encarnado por Richard Roundtree, un actor con buena percha y que aquí protagoniza un relato con algunos momentos interesantes (montaje alternado) pero que no acaba de cuajar ya que hacia la mitad del filme la trama se hace farragosa aunque la película termina con una espectacular secuencia de acción con helicóptero y lancha motora incluídos que bien pudiera pasar en una producción del Hollywood actual. El formulismo bajo el que se desarrolló posteriormente el género ya se evidencia en esta historia que no logra recrear los ambientes urbanos en los que se desenvuelven los personajes con la fuerza expresiva de la primera entrega del detective y que carece de profundidad emocional pese al conocimiento del medio visual (fue fotógrafo de la revista Life publicando con anterioridad imágenes del paisaje racial estadounidense) del que hace gala el multifacético Gordon Parks en algunas composiciones pero su dirección carece de pulsión dramática y el filme se resiente definiéndose como producto desigual con algunos aciertos como el tratamiento del encuentro sexual (hecho que ya ocurría en la primera aventura del detective) y de las mismas relaciones sexuales a pesar de su imposición en la narración, la propia construcción del personaje central así como algunos momentos como el del "garito" con las bailarinas en el que se captura la esencia del género policíaco.
Así pues, Shaft vuelve a Harlem es un buen ejemplo del blaxploitation y se puede ver y escuchar pues uno de los elementos que definen el género son sus bandas sonoras.En esta ocasión es el mismo Parks quien compone la partitura que resulta más convencional que la que concibió Isaac Hayes -aquí colabora con una canción- para la primera correría del duro Shaft pero con reminiscencias a ésta.
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