Duel In The Sun, King Vidor, 1946, EEUU, Jennifer Jones, Joseph Cotten, Gregory Peck.
Atípico western y grandilocuente vehículo concebido para el lucimiento de la, por entonces, amante (posteriormente esposa) del exitoso productor David O.Selznick, Duelo al Sol es un exceso en sí: desde los conflictos argumentales que se plantean supeditados a la vertiente melodramática de la historia hasta el uso saturado del Technicolor, pasando por el elenco de estrellas que pueblan su reparto y llegando al elevado coste de producción que abarcó una campaña publicitaria nunca vista hasta ese momento, sin olvidar el desfile de media docena de directores y tres directores de fotografía en su rodaje. Desde luego, la película más cara de la historia hasta esa fecha no consiguió el objetivo que Selznick se marcó de intentar superar el éxito cosechado con Lo que el Viento se Llevó pero si le proporcionó beneficios y ha pasado a la posteridad como un film interesante en algunos aspectos y mítico por su conocidísimo final pleno de locura y lujuria.
El propio Selznick co-escribió el guión de esta adaptación de la novela homónima de Niven Busch y acabó dirigiendo parte del rodaje además de decidir el montaje y producir la película...de hecho, probablemente, sus continuas intromisiones e injerencias en el trabajo de otros fueron el detonante de ese baile de directores mencionado antes. No obstante el largo y turbulento rodaje que llegó en torno al año y medio, la sombra del éxito de Lo que el Viento se Llevó y/o algunas críticas negativas que conllevaron el apodo peyorativo de "lust in the dust" (algo así como lujuria en el polvo o barro) para la cinta, Selznick cosechó otro enorme éxito con este producto épico en el que el uso de las posibilidades cromáticas del Technicolor destaca sobremanera con unas abigarradas tonalidades anaranjadas rojizas dominantes y continuas que se conjugan con una temática rica en emociones humanas, no en vano, se tratan aspectos universales tales como las relaciones familiares y paterno-filiales, las de pareja (matrimonio, la dependencia, la infidelidad), el racismo y todo ello añadiendo un tono sexual elevado en su tratamiento que le supuso al productor más de un quebradero de cabeza con el Código Hays por una parte pero que, por la otra, aumentó el interés del público en ver el filme. No hay que olvidar que todos estos interesantes elementos del guión quedan subsumidos en una vorágine melodramática que avanza de manera un tanto deslavazada pero con mucho ímpetu y ritmo, exponiéndose bajo el prisma del color tan rojo como el que nos imaginamos que tiene el infierno en una espléndida metáfora de lo que se piensa del sexo en nuestra sociedad y más en los años 40 en los que el film levantó un gran revuelo.
De alto pero implícito contenido sexual (y eso que la mutilación de la censura cayó sobra ella eliminando algunas escenas) la revisión del mito de Caín y Abel que nos propone Selznick es una desmedida historia de "amour fou" de tono visceral, apropiado a las emociones que expone en la pantalla, que rodada bajo los parámetros del productor se convierte en un melodrama excesivo aunque muy interesante, colmado con un final que entró en los anales de la historia del Séptimo Arte (imágenes de este final formaban parte de la cabecera de un programa de cine de TVE de los años 80) digno de analizar: la confrontación sexual explota bajo el sol mediante la violencia en una espiral de lujuriosa locura.
Película de emociones y de instintos, superproducción desmesurada y plagada de nombres ilustres (hasta Orson Welles hace de narrador), con una de las primeras bandas sonoras editadas en disco y concebida por Dimitri Tiomkin (que también es grandiosa), con un hiperbólico e interesante uso del color y con detalles tan sugerentes como el avance de la narración con la naturaleza (el estallido del conflicto de varias de las situaciones que viven los personajes sobreviene con la tormenta y el color va cambiando a medida que se acerca ésta), Duelo al Sol no deja impasible.
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