16/5/10
Los 39 Escalones
The 39 Steps, Alfred Hitchcock, 1935, GB, Robert Donat, Madeleine Carroll, Godfrey Tearle.
La película que lanzó a Hitchcock al estrellato internacional, quizás la más recordada de su etapa inicial inglesa, presenta elementos característicos de su filmografía que irá puliendo y desarrollando a lo largo de los años: el tema del inocente injustamente acusado o sospechoso de un crimen que no ha cometido -un tipo común que se ve inmerso en situaciones que escapan a su control y a las que habrá de hacer frente-, la posibilidad de que el mal se esconda bajo una apariencia normal (preferentemente en las clases altas o acomodadas), el tono ligero e incluso distante para narrar acontecimientos en los que la vida de los personajes está en juego (forma de presentar los hechos que el propio director denominó understatement), la presencia de una rubia fría (Madeleine Carroll quien colaboró en la siguiente película de "Hitch", Agente Secreto) y por supuesto el Mc Guffin de rigor, es decir, aquello que hace que los personajes se muevan dada la importancia que tiene para ellos, hasta su propia vida depende de estos planos o secretos, pero que para el espectador es secundario al interesarnos más las peripecias y aventuras por las que los personajes pasan. Todos estos elementos, junto con un virtuosismo técnico apabullante y sin olvidar la capacidad de conseguir emocionar al espectador, hacen de Hitchcock uno de los directores más reconocidos, admirados y plagiados de todos los tiempos.
Para muchos esta entretenida cinta de espías con las notas de romance y humor tan típicas del director inglés es la primera obra redonda del mismo: la rápida sucesión de situaciones por las que pasa el personaje central de la historia consigue un ritmo frenético en el que el espectador se ve forzado a pasar por alto circunstancias totalmente inverosímiles, algo que a Hitchcock le importaba más bien poco, pues lo que pretendía conseguir era llegar al espectador y mantener la acción de y en la historia, no su plausabilidad; a este respecto sigo sin explicarme cómo es posible que los tipos que asesinan a la espía que Hannay cobija en su casa con un cuchillo en la espalda, no lo ataquen a él: ¿es posible que entren en el apartamento, liquiden a Annabella, salgan de la casa y esperen al bueno de Hannay montando guardia en la puerta sin siquiera despertarlo para cerciorarse de la información que pudiera saber? A este ritmo alto que sacrifica la verosimilitud en aras de del suspense y la agilidad narrativa se unen, por una parte, la identificación del espectador con el personaje interpretado por Robert Donat (galán de maneras suaves y elegantes que aún pudo llegar a más de no haber padecido un asma crónico que lastró su carrera de manera importante) al ser presentado como un hombre corriente inmerso en una situación en contra de su voluntad propiciada por unas circunstancias que le sobrepasan y, por otra, con un uso de la técnica cinematográfica brillante respecto a la composición (podemos ver uno de los característicos "planos vacíos" de "Hitch" en determinado momento pero también el asfixiante pasillo del tren y la sensación de persecución que sufre el personaje con los policías que miran al objetivo de la cámara en la misma estación) y al empleo de la cámara (por ejemplo, el punto de vista subjetivo en la escena con el periódico y los dos parlanchines pasajeros).
En definitiva, estamos ante un "proto-hitch" sumamente entretenido y ágil que se inserta en la tradición de films de espías del cine británico a la que Hitchcock dona su visión y planteamiento particulares, dimensiones que consiguió perfeccionar a lo largo de su extensa y prolífica carrera, no en vano Los 39 Escalones nos recuerda a una de sus obras maestras, Con La Muerte En Los Talones, rodada casi un cuarto de siglo más tarde. Tal fue el éxito comercial y de crítica de esta adaptación libre de la novela homónima de John Buchan -escritor admirado por el director- que se han rodado tres versiones más (la última recientemente para la TV inglesa).
Los 39 Escalones es una obra menor en la trayectoria de Hitchcock pero de visión recomendable y casi imprescindible para comprender la idiosincrasia de este importante autor y observar la evolución de su cinematografía.
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