21/4/12

Coronel Blimp


The Life and Death of Colonel Blimp, Michael Powell & Emeric Pressburger, GB, 1943, Roger Livesey, Deborah Kerr, Anton Walbrook.

El tándem formado por el director inglés Michael Powell y el guionista de origen húngaro Emeric Pressburger alumbra una interesante aunque difícil producción que supone una profunda reflexión sobre el paso del tiempo y los conflictos bélicos. En este sentido, el filme trasciende el mero campo del cine de propaganda, hecho que generó controversia en el momento de su realización, llegando a intentarse por el gobierno de Churchill la prohibición de su estreno. Pese a no poder conseguir este objetivo la administración británica sí consiguió que la versión exhibida de la película en EEUU se estrenara con dos años de dilación y fuera brutalmente recortada hasta hacerle perder su estructura narrativa. Por fortuna, en la década de los 80, la obra ya fue restaurada y el año pasado Martin Scorsese con la colaboración de su habitual editora, Thelma Schoonmaker (por cierto, viuda de Powell), se empeñó en completar esta restauración hasta restituir la película a su versión original.

Quizá por la polémica que la acompañó ya desde su rodaje la película cosechó un rotundo éxito de público  y la crítica la recibió de manera positiva pese a su elevada duración (en torno a las dos horas y tres cuartos) y su complejidad temática. Riqueza argumental que se complementa con una concepción técnica brillante en la que sobresalen el andamiaje narrativo sobre el que se distribuye el relato (flash-back inicial), planos como el del duelo en el gimnasio y el de la entrevista en la oficina de inmigración o secuencias de montaje (libro de fotografías o trofeos de caza) aunque puede que el mérito más recordado de la película sea el uso del technicolor, uno de los elementos que más significativamente dota a la historia del aura mágico-nostálgica que posee (los fondos pintados, las tonalidades utilizadas viran hacia el marrón u ocre a medida que avanza el relato, colores más tristes que los empleados al principio de la historia), sin duda, la labor del operador Georges Périnal merece especial mención.



Considerada en la actualidad como clásico incontestable del cine británico Coronel Blimp fue rodada en plena II Guerra Mundial, mientras Londres sufría los bombardeos de la aviación nazi, pero no por ello despacha la conflagración con el maniqueísmo habitual de la época, sino que presenta cierta simpatía en el protagonista alemán, llegando a ejercer cierto análisis sobre las causas que cultivaron la explosión del conflicto. De hecho, dicho personaje actúa con mayor madurez que el encarnado por un divertido Roger Livesey, un joven soldado y, después, veterano oficial del ejército, inglés de pura cepa, empeñado en comportarse con la caballerosidad y deportividad características del estereotipo y que prosigue su existencia con un anticuado y trasnochado estilo de vida, incapaz de enfrentarse a los nuevos tiempos o a amenazas modernas como el Nazismo. El retrato del carácter inglés está imbuido de nostalgia y de romanticismo hacia aquellos valores pero también de aceptación hacia la época contemporánea y sus consecuentes nuevas características, entre las cuales se encuentran algunas a las que el "fair play" no puede hacer frente (a este respecto la denuncia del régimen nacional-socialista alemán y su peligro es meridiana). Por ello, Clive Wynne-Candy, el Coronel Blimp de esta película, queda retratado como reliquia un tanto inepta para resolver situaciones actuales, como epitome de la rigidez inútil por seguir patrones de conducta ya obsoletos, toda una sátira de la flema de la sociedad británica empeñada en el continuismo y en apelar al honor como cuarenta años atrás en que las cosas se resolvían con duelos caballerescos. Precisamente, esta flecha lanzada por los arqueros Powell y Pressburger (al dúo también se le conocía como The Archers) puede que molestara al gobierno británico que consideró el tratamiento del carácter inglés personificado en el protagónico Wynne-Candy particularmente inadecuado en y para la tesitura internacional que se manejaba por aquellos años. Es necesario recordar que el Coronel Blimp es en origen un personaje de una tira cómica, paródica de la vida política de los años 30 y 40, publicada en un periódico londinense y que el empleo actual del término "blimp" ha quedado asociado a actitudes reaccionarias y conservadoras, si bien el tratamiento otorgado por Powell y Pressburger lo convierte en una persona humana que despierta la simpatía del espectador, alejándolo, por tanto, de la caricatura que les sirve de pretexto para trazar esta atractiva sátira inglesa. Humanidad de la que hace gala un personaje magníficamente construido pero cuya forma de ser queda en entredicho, máxime si se contrapone a Kreschmar-Schuldorff, su amigo alemán quien le convencerá de que la II Guerra Mundial es más que un juego que sigue unas reglas.



Bajo la apariencia de una amable comedia el dueto de creadores realiza una película que no por tratar aspectos universales deja de originar cierto desconcierto entre el público, ya comenzando por la elección de la estructura narrativa sobre la que descansa el relato (inusual para la década de los años cuarenta), hora por la magnitud y la no definición clara de la temática tratada (se trata de un filme bélico sin escenas de acción que repasa cuatro décadas de la vida de una persona con el telón de fondo de tres guerras). Coronel Blimp es una sugerente propuesta, concebida por una de las parejas creativas más relevantes del cine británico, que presta atención a la condición humana y que, a través del modo con que se emplean los recursos narrativos del medio cinematográfico (color, elipsis, movimientos y posicionamientos de cámara), se conforma como elección adecuada para acercarse al cine de esa nacionalidad y al de la pareja Powell-Pressburger, cineastas que ya contaban, por otra parte, con una sólida trayectoria profesional que continuarían a lo largo de los años siguientes en una productiva asociación. En esta ocasión, sus saetas se dirigen hacia el paso del tiempo y la adaptación a los cambios generados por él, apoyándose en conceptos como la amistad. Una abundancia discursiva que, evidentemente, trasciende el cine patriótico y propagandístico.


Otros títulos relacionados con los conflictos bélicos reseñados en este blog:

http://imprescinedible.blogspot.com.es/2010/11/la-gran-ilusion.html

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6 comentarios:

  1. He de reconocer que el conocimiento del cine de Powell es una de mis carencias más sonrojantes.
    Del realizador inglés sólo he visto la excelente "El fotógrafo del pánico" y de su filmografía junto a Pressburger sólo tengo vagos recuerdos infantiles.
    Como soy un chico aplicado hace unas semanas que ya estoy recopilando lo más granado del director inglés así que añado a la lista a este "coronel Blimp" que no lo tenía fichado.
    Un cordial saludo.

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  2. Con una frenética, sorprendente secuencia inicial, Powell y Pressburger nos sumergen en su peculiar concepción de puesta en escena, tan fascinante a veces, para ofrecernos una visión entre cariñosa (nostalgia de una época perdida en que el honor, la caballerosidad y la ética aún tenían sentido) y ácida de la vida en el Ejército, a través de la dilatada experiencia del oficial Clive Candy (un adecuado Roger Livesey aportando un toque de cálida cari­catura) a lo largo de tres guerras.
    El film con sus casi tres horas, entretiene, divierte y emociona (como un gran acierto, las tres mujeres de las que se enamora Clive Candy están incorporadas por una delicada y encantadora Deborah Kerr para subrayar la idea de que el militar sigue fiel a un ideal de mujer, la primera), mientras le reconocemos una buena dosis de valor al atreverse –en unos momentos en que el cine agitaba banderitas y se volvía patriotero y reclutador– a hablar de respeto, reconocimiento y amistad entre enemigos. Algo insólito, supongo, en aquellos momentos (1944) con ese Coronel Blimp del título, una figura simbólica popula­rizada en los lejanos días de una Inglaterra que se sacudía los residuos de la era victoriana por las viñetas cómicas que publicaba el “Evening Standard” y que venían a caricaturizar a los oficiales británicos de la vieja escuela.
    Un clásico, sí, no sé si incontestable, pero audaz e innovador más allá de su apariencia, seguro.
    Un saludo.

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  3. Pues nada, David, ponlo a la cola porque puede ser una buena piedra de toque para comprobar las habilidades del binomio Powell-Pressburger que, como bien dice Teo, es un dúo original y valiente en sus propuestas. Un saludo a ambos.

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  4. Hola Ca, nos han premiado en Ciclos de Cine en un Meme que se llama premio Leibstein, para continuarlo tenemos que premiar a nuestros 5 blogs favoritos con menos de 200 seguidores.
    Hemos pensado en premiar a Imprescinedible ¿Qué te parece?

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  5. Para mí una obra excepcional y la mejor película de la pareja Powell-Pressburger.

    Dos directores diferentes que algún día se les reconocerá la grandeza que tenían.
    Y como dice un comentario anterior audaces y mucho.

    Un saludo y gracias por recordar esta maravilla.

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  6. ¡Enhorabuena por el premio, David! la verdad es que vuestro blog me parece una propuesta muy divertida y siempre que pueda estaré encantado de participar en el foro-debate. Creo que, al menos desde que yo lo descubrí, se genera un intercambio de opiniones muy sano desde vuestra bitácora. Respecto a lo que me preguntas, considero muy elogioso que consideréis este blog como elegible por vosotros, sólo cabe agradecéroslo y, por supuesto, lo aceptamos encantados(incluyo a Carmela aunque la pobre no pueda colaborar mucho).
    ¡Hombre, Noodles, bienvenido! gracias por tu aportación que, encima, es coincidente con la reseña suscrita.
    Saludos a ambos. Esperamos leeros más por aquí.

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