20/9/14

El Verdugo

La Película
Como he mirado y remirado y me he dado cuenta de lo olvidado que está el cine patrio en este blog voy a ponerle remedio. Dicho y hecho vamos con la, posiblemente, mejor película española de todos los tiempos...al menos para unos cuantos. Y mira tú por dónde, en lugar del clásico juego tartufero vamos a por una encuesta tartufera: ¿Es efectivamente verdad que El Verdugo es la mejor "made in Spain"? Contesten, contesten y mójense y si quieren propongan otras posibles. En fin, vamos allá con esta irreverente sátira corrosiva, cínica y crítica pero que derrocha humanidad a raudales. Un artefacto de humor negro que levantó ampollas en el Régimen del General Franco y en el que Berlanga con la inestimable colaboración de Rafael Azcona en el guión consigue hacer reír y decir algo sobre lo que pasaba en la sociedad española de aquellos años. No es de extrañar que el señor Sánchez Bella -por aquellos tiempos embajador del Régimen en Italia y que después prosiguiera su carrera política como Ministro de Información y Turismo sucediendo al mismísimo D. Manuel- cuando se estrenó el filme en el Festival de Venecia pusiera el grito en el cielo y en una espeluznante carta que no me resisto a reproducir en parte diera rienda suelta a sus temores sobre la obra: " (...) Estamos ante una maniobra planeada en toda regla, con arreglo a los cánones revolucionarios más auténticos. La película está dentro de lo que los comunistas llaman, en su jerga dogmática convencional, "realismo socialista". El guión contiene todos los requisitos de la propaganda comunista en relación con España a través de una versión muy española, que quiere decir casi anarquista" (GUBERN, Román, La censura. Función política y ordenamiento jurídico bajo el franquismo 1936-1975, Barcelona, Ed. Península, 1981). La censura cogió su tijera y recortó cuatro minutillos, vamos, nada nuevo bajo el sol y tampoco en la playa porque a Berlanga esto de los encontronazos con las autoridades ya le venía de años atrás. Cuando a uno le produce el Opus Dei las películas como es el caso de Los Jueves Milagro (1957) lo normal es que se encuentre con dificultades para tratar ciertos temas y acabe siendo forzado a descansar por un tiempo. Y claro, si además ese uno se encuentra en su siguiente película, Plácido (1961), con otro aún con más mala uva, como es el señor Azcona, los enanitos pueden crecer y crecer a los ojos de los censores. Pues eso, que no es nada raro que aquí Berlanga se topara con los obstáculos de rigor y retornara a galeras (tardó cuatro años en volver a dirigir y además se fue a las Américas para hacerlo) porque en esta película no hay títere que quede con cabeza, y esto es aplicable desde a la pena de muerte hasta a las dificultades para encontrar vivienda del español medio, en fin, un irónico pero crudo cuadro del país que a las autoridades, naturalmente, se les empachó. Allá ellas porque ¡qué película!

Yo no querría ser verdugo
¿¡Quién le iba a decir a Pilar Prades que iba a ser el desencadenante indirecto de la, posiblemente y a expensas de la determinante encuesta tartufera, mejor película española de todos los tiempos!? ¿¡ Quién le iba a decir que entre tisana y tisana suyas estaba comenzando a gestarse una obra maestra!? Bueno, aunque sea de manea lejana, porque si ella entre corte y corte de carne en la charcutería de los señores no hubiera rumiado como envenenar a la señora nunca habría terminado en el garrote y a su verdugo (por aquí aparece y pueden verlo) jamás le hubiera dado para protagonizar la anécdota que un buen amigo contó a Berlanga y que este desarrolló hasta revivirla en las escenas finales de la, posiblemente y a expensas de la determinante encuesta tartufera, mejor película española de todos los tiempos. Pero bueno, todo esto es mejor en palabras de Berlanga, ¿no?

Ahora me pongo serio y digo que cuando Berlanga rueda El Verdugo estamos en un momento de tímida apertura en el cine español (hasta "regresó" el hijo pródigo Buñuel para rodar la co-producción Viridiana) y, quizá, ante el comienzo de la madurez del mismo que parece querer dejar atrás ya de manera definitiva lo que el mismísimo Director General de Cinematografía, García Escudero, definió como "cine de pandereta", pero también el Régimen anda preocupado y presionado por parte de la comunidad internacional, movilizada ante sucesos tan escabrosos y oscuros como la muerte del escritor Manuel Moreno y tan "expeditivos" como el fusilamiento de Julián Grimau o los ajusticiamientos "por vía legal" de los anarquistas Francisco Granado y Joaquín Delgado, que coinciden casi, casi con la première de la película de Berlanga en Venecia. Puede que por estas presiones, puede que por intereses de cualquier otro tipo, lo cierto es que en El Verdugo no deja de ser sorprendente encontrar situaciones que la maquinaria censora engullía y hacía desaparecer con facilidad y normal habitualidad, como puedan ser las relacionadas con la Iglesia, sin ir más allá, y descontando, claro está, la descripción de una sociedad española empobrecida, aunque se haga a través de la sátira, pero es indudable el espíritu crítico que asoma por detrás.


La verdad es que es demoledor el retrato del ciudadano medio español de la época esbozado por Azcona y Berlanga, un tipo, el español medio y mayoritario, que obligado por la pobreza y la falta de recursos materiales y económicos en la que se encuentra es capaz de recurrir a su insigne picaresca, cuando no a la más burda mezquindad, para obtener sus propósitos. Hay quien ve una total amargura en esta peripecia de un hombre que renuncia a su conciencia y a sus sueños, una historia triste contada con humor, mucho humor que, pese a todo el revuelo levantado, recibió el reconocimiento de instancias más o menos oficiales (la gran Emma Penella con su voz rota se hizo con el Premio a la mejor actriz del Sindicato Nacional del Espectáculo, el guión fue premiado por el Círculo de Escritores Cinematográficos). El pesimismo de siempre de Berlanga pero esta vez menos coral que de costumbre. Al encontrarse el director Berlanga con el guionista Azcona el naturalismo va de la mano del humor negrísimo y cáustico, el "neorrealismo" se sirve acompañado de abundante vitriolo y el cine de estos Zipi y Zape borda el cinismo crítico pero desborda humor humano. Un buen puñado de rostros conocidos desde José Luís López Vázquez hasta Saza aparecen en pantalla, con la estrella italiana -impuesta por aquello de ser una co-producción- Nino Manfredi y el veterano Pepe Isbert y la nombrada Penella (ambos con su peculiar timbre vocal que sí les hace parecer familia, sí) a la cabeza, grupo de actores y actrices que personifican una tremenda, incisiva y ácida farsa que se lanza contra la pena capital y denuncia los problemas de una sociedad atrasada y arruinada, que trata con ironía el tráfico de influencias, se burla con sutileza del "turismo de sol y playa" auspiciado por el Régimen y hasta llega con su mala baba a la Santa Iglesia ¿Y qué me dicen del twist de Adolfo Waitzman? Una buena pieza musical para poner la guinda al pastel. Ale, empiecen a disfrutarlo sin más tardanza.

Un cuadro costumbrista para retratar con humor una sociedad
Todos los vídeos e imágenes se ponen como ilustración de los comentarios vertidos, no tienen otra utilidad...lo digo por aquello de los derechos (son de sus creadores).

4 comentarios:

  1. No voy a ser muy original: "El verdugo" es la mejor película del cine español. Y la escena en las Cuevas del Drac, el mejor gag.

    Como anécdota, contaré que proyectamos hace pocos años esta película al aire libre en un barrio de mi ciudad. El público joven, que la desconocía, rió con ganas y expresó su sorpresa ante el descubrimiento de una película tan buena pese a ser ¡ESPAÑOLA Y EN BLANCO Y NEGRO!

    Saludos.

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    1. Hasta hace poco este gag era mi preferido pero las últimas veces que he visto la película ya no lo tengo tan claro...hay momentos desternillantes y ya no sabría con cual quedarme. Bueno, me toca compartir el tartufo sorpresa contigo porque has escogido la película correcta. Otra anécdota parecida a la tuya que voy a contar. Hace un par de años asistí a un programa doble de Buster Keaton al aire libre en unos jardines históricos de mi querida ciudad, en concreto las películas eran " Siete Ocasiones" y "El Moderno Sherlock Holmes" y aunque no eramos muchos sí había gente joven (alguno de ellos convenientemente avituallado con cierto tipo de sustancias). Quiero decir, que somos más de los que parecemos y este cine creo que siempre mantendrá un grupo de seguidores.

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  2. Me gusta mucho "El verdugo" pero puestos a comparar, prefiero "Placido" que me parece más redonda.

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    1. Vaya, un "disidente", habrá que explicar que en este blog se me da siempre la razón y que la encuesta es teledirigida, que sólo tiene una respuesta, vaya ;-). Enlazando con el programa doble que comento en la respuesta anterior, en otra edición del mismo festival "me casqué" en los mismos históricos jardines de mi querida ciudad otro programa doble: "Plácido" y "El Verdugo".

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