5/5/13

Arde Mississippi


Mississippi Burning, Alan Parker, 1988, EEUU, Gene Hackman, Willem Dafoe, Frances McDormand.

Película que supuso uno de los mayores éxitos comerciales de finales de los ochenta, refrendado con unas cuantas nominaciones y algún premio mayor en varios certámenes (Oscar, BAFTA, Berlín), Arde Mississippi levantó cierta controversia en el momento de su estreno en su país por el tratamiento que acomete sobre los hechos reales en los que está basada. El asesinato de Michael Schwerner, Andrew Goodman y James Chaney en pleno apogeo de la lucha por los Derechos Civiles en los EEUU sacudió los cimientos de la sociedad norteamericana y se convirtió en un caso mediático de primera magnitud, uno de los acontecimientos que precipitó la firma de la Ley de Derechos Civiles de 1964 y que ha dado pie a varias adaptaciones tanto en el cine como en la televisión. Ahora bien, quizá quien espere encontrar en esta propuesta de Alan Parker una descripción concienzuda sobre el hecho histórico o una reflexión honda que se acerque a una situación social de indudable interés y trascendencia debería optar por el visionado del más reciente documental Neshoba, testimonio que alcanza mayor interés histórico-social combinando material de archivo y contemporáneo para constatar la evolución que en el seno de la sociedad que albergó el incidente ha desarrollado el racismo desde los tiempos del suceso hasta hoy y documento que recoge los esfuerzos por reabrir el caso que, llevados por parte de la población civil del Condado de Neshoba, culminaron con la condena por asesinato de Edgar Ray Killen, uno de los implicados en el linchamiento perpetrado cuarenta años antes. Dicho esto, cabe subrayar que no parece situarse en la base de la película de Parker intención alguna, ni mucho menos por parte de su guionista, Chris Gerolmo, en arrojar luz sobre el grave asunto, así como tampoco la de analizar en detalle la situación ocurrida, sus claves o condicionantes o en provocar una reflexión exhaustiva sobre "Jim Crow". Vaya por delante que la opción escogida por Parker es una manera válida de presentar los hechos aunque adolezca de una excesiva dramatización y se apoye en recursos efectistas y manidos. Si bien es cierto que la fuerza potencial del sujeto de la película no acaba de ser aprovechada pese a las buenas intenciones también lo es que el producto se acaba conformando como entretenido y nunca cae en la violencia gratuita. Existe una evidente labor de documentación, se consigue una notable recreación histórica y los personajes cobran vida a través de unas correctas interpretaciones, poderosas como la de Gene Hackman (su amigo Dustin Hoffman se llevó el Oscar al que estuvo nominado), tiernas y hondas como la de la estupenda Frances McDormand (en su "debut" para el gran público y cuyas escenas con Hackman destilan un aroma especial), serenas y prácticas como la de Willem Dafoe (llegando a la cima de la popularidad tras su irrupción como el Sargento Elías en Platoon) o sorprendentes como la de Michael Rooker (hoy disfrutando de enorme popularidad merced a la serie de TV basada en el estupendo cómic de Robert Kirkman, Los Muertos Vivientes). Los anteriores son motivos suficientes para valorar el disfrute de Arde Mississippi que, además, tiene el valor de descubrir o presentar ante la mayoría un hecho histórico, grave y polémico, delicado e ignominioso. Y relativamente reciente.


Es cierto que Alan Parker no ahonda en la materia y que trata el Movimiento por Los Derechos Civiles de soslayo (la visión que sobre el papel que los propios negros ejercieron por sus derechos se situó en el ojo del huracán de muchas de las críticas que recibió la película), que opta por un desarrollo narrativo convenientemente dirigido en el que interpreta situaciones con indisimulada impostura para dotarlas de mayor impacto dramático y que, derivado de ello, la línea argumental no acaba de saber acercarse al hecho, más bien se decanta por elaborar la típica apuesta de la investigación llevada por la pareja de policías o agentes de caracteres antagónicos que comienzan su relación con tirantez para acabar en el respeto mutuo, salpimentada con los correspondientes choques originados en sus diferentes concepciones vitales y aderezada, por supuesto, con la oportuna subtrama romántica (que en esta ocasión se inserta plenamente en la narración con el papel fundamental  y "ad hoc" que en el caso desempeña el personaje femenino, caracterizado a vuela pluma como amiga de los negros en una sospechosa maniobra del artificioso libreto para justificar sus motivaciones). Todo ello está en Arde Mississippi, si bien se evita en su conjunto el exceso sentimental o melodramático. La película podía dar más de sí, sin duda, pero la sensación final con la que se queda el espectador es la de haber presenciado un producto correcto. Una película ligera y de fácil digestión sobre un episodio que forma parte de un hecho histórico de indudable trascendencia. Claro que la elección de Alan Parker para dirigir una obra ya apunta hacia los derroteros que va a tomar el resultado final. El realizador inglés proveniente del campo de la publicidad, y del que, por cierto, aún esperamos una gran película, acomete la empresa a través de una dirección comedida que no despliega grandes fuegos de artificio pero que no aporta hondura ninguna al estudiado guión de Gerolmo, aspecto que redunda en el tono comercial y fácil de la obra. Es mucho suponer que la conexión con el tema que podía sentir Parker por motivos de cualquier  tipo, como, por ejemplo, ser gran amante de la música afroamericana (recordemos Los Commitments, un sentido homenaje al Soul) elevara sus prestaciones y su capacidad cinematográfica hasta la excelencia pero el director que participó con las andanzas de un grupo de  jóvenes en una escuela de Artes Escénicas (Fama) en el renacer del musical acaecido a finales de los setenta y principios de los ochenta (Fiebre del Sábado Noche, Hair, Granujas a Todo Ritmo) y que cuenta en su filmografía con productos tan exitosos como El Expreso de Medianoche, aquí se limita a cumplir sin profundidad emocional, histórica, social, dramática o narrativa alguna. Tan sólo apostar por la emotividad cómoda y vista tantas veces hace que Arde Mississippi se quede en su condición de obra menor, entretenida y que, eso sí, tiene el mérito de subrayar un apunte sobre una inmoral y abyecta realidad. Salvando las distancias no estaría de más considerar que en la actualidad ciertos derechos parecen inalienables y consolidados. Conviene recordar de cuando en cuando que en otros momentos no fue así antes que alguien actuando presto y en avieso nos lo haga entender a las bravas y, quizá, no haya que mirar muy lejos para esto. En este sentido, Arde Mississippi funciona como chivato agradable: objeto interesante, buena ambientación, notable fotografía a cargo de Peter Biziou y más que correctas actuaciones que dan cuerpo a unos personajes de estereotipada caracterización, salvan el rutinario y efectista desarrollo de la narración culminado con la solución que aboga en la más fiel tradición populista por los métodos expeditivos para resolver los conflictos.


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6 comentarios:

  1. Como dices es una pelicula entretenida, pero podría haber sido algo mas profundo, interesante y didactico, pero... se queda en un film "policiaco al uso" sin mas, correcta y entretenida, con un gran Hackaman, eso si, (pero como casi siempre en este gran actor).
    Saludos.

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    1. Pues...coincidimos, Addison. Al final queda como una película de policías, sí. Nos vemos por los blogs. Saludos,

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  2. Sinceramente, la vi en el cine en su momento pero hasta que no he leído tu reseña no me acordaba de muchos detalles. De todas formas y sin acritud, no me parece una gran película,(desde el recuerdo) pero estoy de acuerdo en que hay que hablar de cine, y el cine incluye lo bueno y lo menos bueno.

    Abrazo
    Roy

    Ahora somos dos en Ganarse un acre, J.C.Vinuesa es mi nuevo socio, lo digo por si pasa por aquí que sepas de donde viene.

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    1. Nada, nada y sin acritud. Esta película se puede ver y poco más pero sí, a veces, hay que traer a colación "otras obras".
      Ya he tenido el gusto de leer a tu nueva adquisición que, por supuesto, será bien recibida si tiene a bien pasarse por aquí.
      Saludos, Roy y como le digo a Addison en el anterior comentario, nos vemos en los blogs.

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  3. Un nuevo toque a la problemática del racismo en los estados del sur (paralelo en el tiempo, al descon­certante "EL SENDERO DE LA TRAICIÓN" (Betrayed) de Costa-Gavras). Pero como en otras ocasiones, la premisa de conseguir en pantalla un espectáculo vibrante y taquillero, obligó a los responsables de este film a aplicar las dosis preceptivas de maniqueísmo en el planteamiento y a incurrir en tópicos de efecto seguro. En su descargo, hay que admitir como virtudes el inteligente manejo que de todo esto se hace en la película, los afilados diálogos que puntuan algunas situaciones y la matizada composición que de su personaje realiza el siempre excelente Hackman.
    Un saludo.

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    1. Así es, Teo, aquí se escoge seguir los caminos trillados, se opta por explotar tópicos en lugar de explorar objetos si bien es cierto que pese a la irregularidad de la obra, ésta presenta algunos aspectos interesantes como puedan ser los que citas. Gracias, como siempre, por tus apuntes. Saludos.

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