15/6/09

Invasores de Marte




Invaders from MarsWilliam Cameron Menzies, 1953, EEUU, Jimmy HuntHelena CarterArthur Franz.

Clásico de la Edad de Oro del género de ciencia-ficción que no puede entenderse sin conocer el contexto político USA de la época y muestra de cine de Serie B emocionante aunque irregular, Invasores de Marte es una pequeña joya a revisitar cada cierto tiempo o a descubrir, según el caso.

Con la Guerra Fría como telón de fondo, la posesión de la bomba atómica por parte de la URSS desde 1949, el advenimiento en el poder de Mao ese mismo año en China y la recién terminada Guerra de Corea, sin olvidar la famosa Caza de Brujas instigada por el senador Mc Carthy, el americano medio estaba sumido en una suerte de paranoia que el género de ciencia-ficción supo trasladar a la pantalla, plasmando el subconsciente colectivo a través de invasiones alienígenas sutiles, no violentas, en las que los extraterrestres alienaban a los terrícolas, eliminando y tomando la voluntad de estos; es fácil extraer la metáfora y situar al peligro comunista como ser venido de otro planeta y a los habitantes de la Tierra como americanos...independientemente de la lectura política, estamos ante un tipo de cine realizado con bajo presupuesto y mucha imaginación, emocionante y en algunos casos muy brillante (La Invasión de los Ladrones de Cuerpos, por ejemplo). El exponente de este cine que nos ocupa no llega a las cotas de la película citada pero sí se constituye como un producto recomendable y que impresiona, en especial si se visiona de joven (seguro que gente que la ha visto en su infancia recuerda la película en la que un niño observa el aterrizaje de un platillo volante una noche de tormenta, las marcas en la nuca de los poseídos, etcétera).

Obviando la factura que le ha pasado el tiempo en cuanto a los efectos especiales, la caracterización de los mutantes (unos gigantones que visten una especie de pijamas) controlados por los súper-inteligentes marcianos, el minimalismo de los decorados de la nave espacial y el poco interés de la segunda parte de la historia resuelta de manera anodina y simplista, el film es un producto interesante (más que ello, si alguien siente debilidad por la ciencia-ficción) que demuestra el original sentido visual de Menzies, director artístico de enorme prestigio (ganador de 3 Oscar), pionero del uso del color y colaborador, autor o escenógrafo de los decorados de El Ladrón de BagdadLo Que el Viento Se Llevó o la escena del sueño de Recuerda, sin olvidar su participación en Duelo al Sol y su debut en la realización en otro clásico de la ciencia-ficción (La Vida Futura). Sin duda el talento de Menzies es el valor añadido de Invasores de Marte...el aterrador sendero con su cerca y los árboles extraños, el largo pasillo de baldosas blancas y negras de la comisaría, elementos que beben del expresionismo y que sugieren una atmósfera surrealista y de pesadilla que domina la primera parte de la película, con una sensación de amenaza inexorable, de tensión cercana al terror y el uso de primeros planos (un alarde de economía puesto que señalan a los poseídos sin necesidad de invertir en maquillaje para caracterizarlos) nos demuestran el control sobre el lenguaje cinematográfico que poseía este realizador y la importancia que puede tener la escenografía para transmitir (en Menzies, tanto o más que la historia).

Lástima que la segunda parte de la película en la que parece que el poderío militar estadounidense es lo único que se quiere mostrar con reiterativas imágenes de archivo y que, además, cuenta con un "flash-back" final de puro "relleno", lastre el producto final resultando éste como meritorio y entretenido sin más, aunque tenga estatus de culto (no hay que olvidar el remake de Tobe Hooper de 1986).

La ultima incursión de Menzies en el campo de la ciencia-ficción es la exposición de la paranoia anticomunista norteamericana, caracterizada por la sospecha y la ansiedad retratadas con el temor al lavado de cerebro y el miedo a la amenaza que se esconde bajo una apariencia normal, desde un punto de vista político pero, desde el prisma artístico, cuenta con una primera parte notable cuyas notas denominadoras son el misterio, la intriga y el suspense acercándose al género de terror, sobresaliendo el halo de fantasía que le confieren los escasos decorados (extraordinariamente aprovechados) y el empleo de recursos cinematográficos como los efectos de sonido de la buena banda sonora de Raoul Kraushaar.

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