4/4/09

La Calle 42



42nd StreetLloyd Bacon, 1933, EEUU, Ruby KeelerWarner BaxterBebe Daniels.

En plena Depresión y en plena crisis del musical -hasta el punto en que los propietarios de las salas anunciaban algunas películas de titulo sospechoso con la coletilla "No es un musical"- la Warner revitalizó el género con esta entretenida y fresca producción gracias al enorme talento del coreógrafo Busby Berkeley quien inició con ella su fructífera colaboración con el estudio. La primera de la trilogía de musicales de la productora cortados por el mismo patrón junto con Vampiresas y Desfile de Candilejas contó con un gran presupuesto y obtuvo un mayor éxito comercial y puede que sea la primera película que narra la gestación de una obra de teatro además de presentar los clichés clásicos del cine musical de bastidores: desde la ingenua y cándida novata hasta la estrella temperamental un tanto engreída, pasando por el cínico director y el productor ricachón encaprichado de la artista principal; todo ello sin dejar de lado los grandes números musicales posibilitados por amplios presupuestos que permitían la contratación de repartos corales  plagados de estrellas. En el caso que nos ocupa aparecen Bebe Daniels, antigua actriz infantil, cantante y "partenaire" de Harold Lloyd en muchos de sus cortos (y que no solo consiguió realizar la transición del mudo al sonoro sino que diversificó su carrera artística hasta el punto de llegar a convertirse en estrella de la radio y la TV posteriormente), George Brent, galán de los años 30 y 40, un joven Dick Powell en una de sus primeras películas, Ginger Rogers que también estaba comenzando su carrera cinematográfica, Ruby Keeler, etc, etc...de entre esta combinación de gente consagrada y principiante sobresale el primer americano en ganar el Oscar al Mejor Actor por su papel de Cisco Kid en el film En el Viejo Arizona en la segunda entrega del premio (el primer actor en recibirlo fue Emil Jannings), Warner Baxter, que está colosal como el enfermo y exigente director empeñado en conseguir el éxito que le retire del mundo del espectáculo, una de esas interpretaciones que merecen ser recordadas y que ha pasado a la historia del cine por la frase mítica que corona su monólogo para motivar a la actriz bisoña: "Sales como una jovencita pero tienes que volver convertida en estrella".

Independientemente de estos ingredientes y del interesante trabajo del director Lloyd Bacon que llegó al proyecto en sustitución de un convaleciente Mervin LeRoy y además de desplegar un buen sentido del ritmo sabe captar el ambiente de bastidores con su presión, nervios y cansancio, la obra destaca por la aportación de Berkeley quien consigue desarrollar plenamente el estilo que ya anunciaba en sus trabajos con Eddie Cantor: las figuras caleidoscópicas, el uso de la cámara con sus movimientos y/o los ángulos en la que la sitúa en los números musicales, los cuales brillan por sus diseños espectaculares, la presencia de innumerables señoritas, los suntuosos decorados "art decó" y los diálogos ágiles, todo ello envuelto en un ritmo vertiginoso con efectos ópticos y zooms realmente innovadores. Por ello, no es extraño que aunque en una época en que la gente prefería ver películas de gánsters y comedias este film de tono realista (marca de fábrica de la Warner) realizado en y sobre la Depresión (se aprecian incontables referencias a la crisis económica a lo largo del metraje) que cuenta con un diálogo en el que impera el doble sentido (no en vano aún no ha entrado el Código Hays en vigor) se constituyera en un impacto comercial tal que salvó a la productora de la bancarrota.

Es curioso como un argumento tan manido posteriormente sigue cosechando éxito a través de las diferentes generaciones como lo prueban las adaptaciones que se realizaron en Broadway en la década de los 80 de gran repercusión en la taquilla y las influencias en otros muchos filmes, lo que atestigua que La Calle 42 es un más que recomendable musical con el agolpamiento de sus números al final de la cinta y una película fresca, entretenida y actual.

Por último, creo que es una obligación en este género hacer referencia a los compositores de las canciones que en este caso son Al Dubin y Harry Warren.

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