Dance of the Vampires, Roman Polanski, 1967, GB, J. McGowran, R. Polanski, S. Tate.
Me apunto a la moda de los anglicismos con esta spoof... y la explicación técnica o así del vocablo importado y escogido es la que sigue: "Comedias que imitan de manera satírica y exagerada el estilo, convenciones, fórmulas y/o motivos de las películas serias, intentando ridiculizar el trabajo de tal o cual actor/director, etc. y/o parodiar tal o cual género y, también y por qué no, de burlarse con más o menos mala uva de la audiencia seguidora de éste o aquel (todo lo cual debe ser leído con entonación académica y mayor o menor énfasis en lo pedante, según el gusto del lector/a). Estas spoof se han hecho toda la vida de Dios (sí, de verdad, hay vida antes de "como puedas") lo que nos pone en juego el tartufo que ávidamente despachará quien lo gane, esto es, quien diga qué cineasta se empeñó en perpetrar unas cuantas de estas comedias, una detrás de otra pero no necesariamente en el orden expresado, repasando a Hitchcock, La Guerra de Las Galaxias, las de vaqueros y las de Capa y Espada. El tartufo que siempre intentamos regalar en este blog espera.
Intentado desentrañar el significado de este "palabro" pronunciable como espuf y literalmente traducible como parodia, broma o burla cabe matizar, entre otras cosas, que puede resultar de buen gusto o peor según el caso y que puede tener su origen en variadas causas como, por ejemplo, servir de homenaje al género objeto de burla, como parece que sea el caso de la que nos ocupa y es que este baile vampírico lo barrunta Polanski como sentida ofrenda al cine que tanto le y nos gusta y en particular a aquellas películas de la Hammer ¡¡¡pero si hasta el actor que hace de Conde tiene parecido con el Sire Cristopher Lee!!! Por cierto, ya me hubiera gustado ver al susodicho (el señor Ferdy Mayne para más señas) en papeles de verdadero terror porque aquí lo borda el hombre haciendo de jefe de los vampiros. Si hay dudas sobre el tema Hammer observen la paleta cromática (que bien queda esto) escogida por Polanski. A mí me da que el bueno de Roman se marca una película muy personal ¿si no por qué la dirige, la interpreta y, además, escribe el guión? ¿Por qué se rodea para la ocasión de muchos de sus habituales (y enumero algunos que siempre queda bien citar personalidades: Brach en la escritura, MacGowran en uno de los papeles principales, Komeda en la banda sonora avanzadilla de su trabajo en La Semilla del Diablo para el mismo Polanski en su debut americano el año siguiente a ésta película que comento, aunque eso ya es otra historia)? Pues porque este divertimento es algo personal, claro que sí. Por eso lo mima tanto y lo prepara al dedillo (bueno, ambas cosas las suele hacer siempre) pensando en cómo lo tiene que hacer para que la mezcla case el terror con el humor y que todo desprenda un aire de cuento gótico.
Hay que decir que Polanski, enamorado del cine, a lo largo de su historial profesional se ha lanzado más de una vez con proyectos difíciles, que es un tío atrevido, vaya, y aquí se marca una jugada para su y nuestra diversión. Así hay que entender este baile de no muertos, como un paseo por los clichés y lugares comunes vampíricos sin sorpresas pero capaz de hacerse preguntas que todo el mundo se ha hecho y que llegan a rebatir el mismo género. Por ejemplo, todo quisqui acepta de base que la imagen del vampiro no nos la devuelve el espejo pero ¿qué hay de su ropa? ¿por qué no se refleja? Las subversiones continúan con vampiros judíos sin estaurofobia, con otros que son dandis homosexuales (incorporado por Iain Quarrier, un miembro de la troupe de la malograda Tate de turbulenta vida) y su combinación con la creación de momentos de terror propio concluyen en un resultado final elegante para ser equiparado a algunas espuf más burdas. Tampoco se olvida Polanski de introducir un humor de clase más soez y picantona, como no deja de lado el elemento erótico característico de estas criaturas ya presente en la novela seminal de Stoker y que se ha explotado más o menos siempre. Y aquí tiene algo que decir (ya sabemos a quién voy a nombrar aunque su nombre ha salido un pelín más arriba) la presencia de la futura pareja del director, Sharon Tate, de la que cabe decir, demostrando que en este blog atendemos a todos los menesteres, que insufla personalidad a un estereotipado personaje. Como la vida de Polanski ha estado salpicada de acontecimientos trágicos y escabrosos de todos conocidos con efectos que se alargan al día de hoy sólo notaré que la trágica muerte de esta prometedora y joven intérprete truncó una filmografía que se hubiera visto decisivamente impulsada como musa del realizador.
Es éste un autor, sin duda, personal, característica que demuestra ya desde su primer largo, y que aquí deja la impronta de su pasión cinera y de su saber hacer en una parodia que homenajea sin rubor y con elegancia formal cierto cine al que lejos de ridiculizar intenta re-elaborar en algunos matices, plausibles en su original conclusión. Cierto es que no todo funciona a la perfección y coexisten ocurrencias y personajes que hasta pueden ser cargantes con otras y otros que son todo lo contrario, también es verdad que con la llegada del dúo protagonista al castillo la cosa se anima y gana en interés, pero si nos fijamos en el todo esta es una buena película con más aciertos que desaciertos, que como digo los hay (a mí particularmente no me va el personaje del posadero aún siendo sabedor que a mucha gente le parece divertido, bueno, pues a ratos, diría yo, a otros/as la parte de la posada tampoco les apasionará y otras/os encontrarán en el tema picantón algo burdo y, más que fuera de lugar, manido y fácil).
Pero, como digo y como en la balanza hay que ponerlo todo, el espléndido diseño de producción (ver en la ficha enlazada al inicio de esta entrada los firmantes de la fotografía, los decorados y el vestuario y fijaos en el maquillaje que lleva McGowran y, bueno, en el del resto) es la guinda de un sabroso pastel que bien vale la pena degustar a la par que uno se come un tartufo (y si se es un cinéfilo de pro, no olviden comerse antes el dulce obtenido en este blog al responder la pregunta lanzada. Y nótese que digo antes porque después de ver esta película recomendada uno puede hacerse un programa doble de temática espuf-vampira con ese clásico de los 80 que es Noche de Miedo, sin obviar que para más de un cinéfilo con pedigrí no hay que comer a la par que se visiona un film). Y pongamos en liza otro tartufo ¿Alguien puede decir que otro homenaje/revisión a uno de los grandes géneros cineros por antonomasia en el que, por cierto, se guarda un pequeño papel se marca el mismo director unos años más tarde demostrando su pasión por el cine?
Me apunto a la moda de los anglicismos con esta spoof... y la explicación técnica o así del vocablo importado y escogido es la que sigue: "Comedias que imitan de manera satírica y exagerada el estilo, convenciones, fórmulas y/o motivos de las películas serias, intentando ridiculizar el trabajo de tal o cual actor/director, etc. y/o parodiar tal o cual género y, también y por qué no, de burlarse con más o menos mala uva de la audiencia seguidora de éste o aquel (todo lo cual debe ser leído con entonación académica y mayor o menor énfasis en lo pedante, según el gusto del lector/a). Estas spoof se han hecho toda la vida de Dios (sí, de verdad, hay vida antes de "como puedas") lo que nos pone en juego el tartufo que ávidamente despachará quien lo gane, esto es, quien diga qué cineasta se empeñó en perpetrar unas cuantas de estas comedias, una detrás de otra pero no necesariamente en el orden expresado, repasando a Hitchcock, La Guerra de Las Galaxias, las de vaqueros y las de Capa y Espada. El tartufo que siempre intentamos regalar en este blog espera.
Aquí también hay miedo |
Para más detalle sobre la picante vampiresa |
...y también hay payasadas. |
Espero que nunca me inviten a esta fiesta. |
¿El principio del cupping? |
Parecidos razonables |
Las fotos y video son ilustrativas, los derechos pertenecen a sus creadores.
Lo de “comedia divertida” es sólo la etiqueta colocada en su día para vender el producto. Quedarse ahí sería como conformarse con contemplar la fachada de un hermoso edificio gótico sin caer en la tentación de penetrar en su interior. Si lo hacemos con “EL BAILE DE LOS VAMPIROS”, quedaremos atrapados en el denso espacio de una película que consigue cautivar los sentidos, suspender nuestra voluntad crítica y anular la distancia que nos permitiría estudiar su mecanismo con la necesaria objetividad. Eso me ocurre cada vez que, como espectador, me dejo seducir por la belleza tétrica de sus imágenes, algunos travellings en el interior del castillo del Conde von Krolock y los cánticos desde la marmórea bañera de una Sharon Tate vampirizada.
ResponderEliminarLo cierto es que la película de Polanski logra traspasar con habilidad las fronteras que delimitan la parodia y llega a convertirse en la más "seria" y aguda reflexión sobre el género de vampiros, desvelando aspectos de su mitología ignorados o soslayados en anteriores tratamientos cinematográficos (la insufrible soledad y el aburrimiento que presiden las largas veladas de invierno en la “no vida” de un vampiro, la inmunidad a los crucifijos de un vampiro judío, la homosexualidad, etc). Unos excelentes decorados, una cámara suntuosa y envolvente y una música de escalofriante inspiración y gran eficacia (debida al gran Krysztof Komeda) llegan a crear una atmósfera gótica y pesadillesca que culmina en la alucinante secuencia del baile, verdadero hito del género terrorífico a pesar de la irrupción del humor en ella.
Una nota aclaratoria: El productor Martin Ransohoff, que representaba los intereses de la Metro en la producción, disconforme con la versión primitiva de la película, al parecer ordenó un remontaje que la dejó tal como la conocemos. Ignoramos la naturaleza de los cambios o supresiones. Sin embargo, a pesar de todo, el resultado es el que es, lo más parecido a una obra maestra.
Un saludo.
¡¡¡¡¡Uoooh, queda dixit!!!!! Un comentario que es casi como mi entrada casi bien merece un tartufo de honor.
EliminarLos tartufos son, creo: Mel Brooks y "Piratas".
ResponderEliminarSaludos.
¡Veri güell, casi!!! El segundo tartufo queda en el aire aunque si la ingente audiencia de este blog lo da por bueno, aceptaré pulpo, pero yo me refería a otra más famosa y más negra (atención, esto es una pista). En la clasificación histórica de tartufos (si la hubiera) ganas por goleada. A seguir pasándolo bien, amic tartufero.
Eliminar¡Vaya, qué despiste! Si es "Chinatown" (gracias por la pista).
EliminarAhora sí que sí toca degustar los sabrosos tartufos, sin dudas y pulpos (y ojo, que unos pulpitos al ajillo también hacen salivar). Yo diría que te vas acercando al grado de Maestro tartufero, lo cual es un orgullo y una satisfacción para mí (que me devano la sesera para condimentar el asunto). Para el avispado lector de este blog más que pista es una autopista sin peaje.
Eliminar