En fin, ya sabemos como terminará nuestra historia... |
Y hoy, una del Oeste, para que no se diga que aquí no cabe de todo. Pues eso, Desafío en la Ciudad Muerta es para bien y para mal una del Oeste, con muchos de sus clichés, virtudes y defectos. Si hasta salen indios, oiga usted. Por salir hasta sale la Caballería. Y todo en (más o menos) hora y media. Paisajes espectaculares y duelo final a tiro limpio también quedan incluidos en el "pack" preparado por John Sturges, al que muchos recordarán por otras del Oeste (Los Siete Magníficos), otros tantos por una de aventuras (La Gran Evasión) y algunos menos por una psicológica inclasificable y de visionado ultra-recomendable (Conspiración de Silencio). Como ven, un tío sabedor del oficio "cinero" que rodó unas cuantas películas famosas y otras tantas más que decentes. Aquí, sin pasarse y con un estilo sencillo y directo (lo cual puede considerarse mérito y virtud) remata una del Oeste típica, más bien entretenida pero a la que le falta algo para ser memorable. De hecho, a más de uno/a le puede dejar indiferente.
Sólo le pido a Dios que no me haga "caer" indiferente |
Escaramuzas antes del duelo |
¿Dónde vamos a terminar con nuestro asunto? |
Éste parece un lugar como cualquier otro, sin testigos, ideal. |
Ciertamente, John Sturges tiene mejores títulos dentro de un género que frecuentó mucho. No obstante, "DESAFÍO EN LA CIUDAD MUERTA" resulta interesante. Western de exteriores, escueto, duro, diseñado con un geométrico sentido de la puesta en escena y con una progresiva inclinación de su atmósfera hacia lo fantasmal, que culmina en una excelente última media hora.
ResponderEliminarEl hierático Robert Taylor, que protagonizó en los años cincuenta algunos films memorables, solía imprimir un toque antipático a sus personajes haciendo recaer la simpatía del espectador en su antagonista ("TODOS LOS HERMANOS ERAN VALIENTES", "LA ÚLTIMA CAZA", "MÁS RÁPIDO QUE EL VIENTO"). Y la que ahora nos ocupa no es una excepción. Aquí tenemos al siempre inquietante Richard Widmark añadiendo atractivo a la función.
Un saludo.
Ávido hallábame de algún suculento comentario como este. Y encima coincide conmigo en casi todo. Muy bien, puede darse el autor de dicho comentario un homenaje y añadir mistela a una granada pasada por el mortero, dejar macerar en el frigorífico y deleitarse al día siguiente (se recomienda como postre o acompañando al mismo). Un saludo pro-Widmark.
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