Un cura con pasado |
I confess, Alfred Hitchcock, 1952, EEUU, Montgomery Clift, Anne Baxter, Karl Malden.
Pues ya que en este blog se acaba de comentar una de Monty yo no voy a ser menos y aquí les traigo otra de este mito-icono sexual del Hollywú de siempre. Y es que este tío bien podría pasar por un sex-symbol de los de hoy, puede que Clark Gable parezca viejuno, las andanzas y tropelías con o sin bigotito de Errol siempre dan que hablar, el salvaje de Brando es de armas tomar, a mí Cary siempre me parecerá lo más (¡qué elegante!) pero los rasgos de Monty son los que se llevan ahora y para colmo siempre tendrá ese poso de tormento que bien le para para papeles como los de este Padre Logan, todo culpa y atado hasta decir basta a su código deontológico, "uséase" no poder propagar a los cuatro vientos lo que le han contando en confesión, aunque esto sea un asesinato. Tal es la premisa de esta película del grande entre los grandes Alfred Hitchcock que pese a no acabar muy contento de todo el meollo nos prepara un entretenimiento que bucea en sus obsesiones de siempre. Qué tío este Hitchcock que supo manipularnos como nadie. Como digo el mismo orondo realizador le comentó a Truffaut (corran a comprar ese libro mítico de entrevistas si es que no lo tienen ya) que esta película no le salió todo lo bien que quería pero aun así yo creo que la podemos salvar, claro que sí. Sus temas recurrentes aderezados con elementos religiosos a tope (bueno, uno de sus fetiche era la culpa cristiana, así que, al fin y al cabo, la cuestión religiosa siempre andaba por ahí) y una nueva demostración de formalismo cinero hacen que la salvemos.
Nótese el peso de la cuestión religiosa |
Un flashback, irrealidad, escaleras, pues sí, cine negro á la Hitch |
El expresionismo y las sombras, otro ingrediente negro presente en las tribulaciones del Padre Logan. |
¿Las dos parejas de niñas más aterradoras de la Historia del cine? |
Las imágenes se han encontrado tras búsqueda con Google y sólo las pongo para ilustrar la entrada, que si no queda "muu" sosa. Los derechos están reservados por quien los tenga.
Con un material de base no muy satisfactorio (sólo los católicos podrían identificarse plenamente con el asunto), Hitchcock aplicó sabiduría, exenta esta vez de sentido del humor, porque la historia probablemente no lo permitía. En mi opinión, el resultado es una película inevitablemente aburrida, pese a algunos excelentes momentos, que es lo menos que podía esperarse del maestro.
ResponderEliminarUn saludo.
He aquí un alumno aplicado que ha corrido a comprar el famoso libro, ¿a qué esperan los demás?. Las peripecias del Padre Monty no son lo mejor de Hitch, está claro, pero sirven para pasar el rato. Ale, me voy a zampar los tartufos.
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